Ya no sabías si era dolor físico o del alma

Alberto López Cantú y la Brigada 96, vivieron la experiencia más enriquecedora de su vida, al ayudar en Jojutla, Morelos

Ciudad Victoria, Tamaulipas.-  "Aquello parece sin exagerar una zona de guerra, todo está fuera de lugar, caminamos entre las calles  con la carga de herramienta,  víveres y medicina... atónitos vemos casas agrietadas, cuartos a medio caer, y piedra sobre piedra". 

La descripción anterior es parte del relato de Alberto Abisai López Cantú, integrante de la Brigada 96, que viajó en Autobús de Transpais a Jojutla, Morelos, una de las comunidades más golpeadas por el sismo del 19 de septiembre pasado.  

Alberto decidió compartir con los lectores del Periódico 5inco su experiencia junto a la “Brigada 96”, integrada por conductores, médicos, enfermeros, psicólogos, psicoterapeutas, rescatistas y voluntarios.

La crónica de Alberto, que compartió con familiares y amigos de la red social junto con una serie de fotografías, muestra el caos y destrucción; hace mil nudos en la garganta. 

"Afuera de las casas, en los patios, la gente instala los comedores, sus lonas o tiendas de campaña para comer y dormir, eso porque no pueden habitar sus viviendas que pueden venirse  abajo con las réplicas…”. 

“Cientos de personas caminan en las calles en busca de apoyos para sus familias, mientras otros quieren entregar despensas, medicinas o una palabra de aliento". 

El 23 y 24 de septiembre de 2017 quedarán grabados en la memoria de las personas que se embarcaron en el autobús de Transpais, en Ciudad Victoria.

Alberto recuerda que varias familias les solicitaron ayuda para retirar escombros o recuperar pertenencias; sabían que su casa podría ser demolida en cualquier momento. 

El ruido de las máquinas y camiones trabajando es como una amenaza, como un grito que avisa a las personas que perderán todo de un momento a otro.

"Se siente el miedo en el ambiente, la desolación en los ojos de las personas. Cuando nos piden entrar a sus casas, trabajamos en silencio, nadie dice nada, quizá para no mostrar miedo, casi nos ruegan que nos quedemos con ellos, como una forma de aferrarse a algo”, relata Alberto. 

Después que trabajaron en la casa de Don Alberto, un habitante de Jojutla, surgen las interrogantes, quizá porque no pueden creer que existan héroes como los que conforman la Brigada 96. 

Ya no sabías si era  dolor físico o del alma

VENIMOS DE TAMAULIPAS 

-¿De dónde vienen?

“De Tamaulipas Señor”. 

-¿Y cuánto tiempo viajaron? 

“Más o menos 18 horas”. 

-¿Y por qué vinieron?

“Queremos ayudar en lo que podamos”.  

Los ojos del hombre se llenaron de lágrimas, y para que no nos demos cuenta dice: 

-¡Vieja, dales algo de comer o de perdido agua!

Pero los rescatistas no querían "agarrarles nada", estaban conscientes que pronto podían faltar los alimentos a esa familias. 

Ya no sabías si era  dolor físico o del alma

LOS CUADERNOS Y MOCHILAS DE LOS NIÑOS QUEDARON EN LOS SALONES DE LA ESCUELA

Al avanzar más, la Brigada llega al centro de la Ciudad. La escuela Primaria está de pie de milagro, tiene unas grietas en forma de X.

"Se pueden ver las mochilas y los cuadernos que dejaron los niños al momento de escapar del temblor”, comenta Alberto.  

La Brigada 96 se suma a los trabajos del Ejército y Protección Civil. Tratan de pelar una batalla que parece perdida; las máquinas demuelen construcciones.

Mientras Alberto pide un relevo para recuperar aliento, observa cómo cae al camión un muñeco de peluche, un cuaderno de catecismo, un libro escolar y juguetes de unos niños que sin previo aviso, lo perdieron todo. 

Entre los brigadistas que trabajan en la remoción de escombros se puede observar a muchas mujeres completamente sucias, desgreñadas, ofrecen agua, naranjas, tortas, lo que sea. 

“Comí la torta de mole más rica que haya probado en mi vida, podía olerse y probarse el cariño con la que fue preparada”, dice el Brigadista. 

Los médicos del equipo de voluntarios hablaban con las personas para indagar si el dolor que sentían era físico o del alma, hacían su mayor esfuerzo por ayudarles. 

Ya no sabías si era  dolor físico o del alma

¡GRACIAS ! 

Alberto y la Brigada 96 dan gracias primero a Dios que les permitió vivir una de las experiencias más enriquecedoras de su vida. 

"A mi empresa Transpais por poner los medios para que nos trasladáramos; A todos los voluntarios que de forma generosa y valiente ayudaron. A la comunidad Cristiana que nos recibió y dio lo mejor de sí aún en medio del dolor".