Ya mándelo al carajo

En vez de atender y buscarle solución a nuestros problemas internos, que por cierto cada vez son más, los mexicanos seguimos desgastándonos con la amenaza del presidente, Donald Trump, de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México.



Andamos con la indignación en su máximo nivel por lo que consideramos una afrenta del gobernante gringo al querer levantar una barrera que impida que siga el éxodo ilegal de migrantes. Nos ofende la actitud de Trump porque quisiéramos que en vez de un muro nos abriera de par en par las puertas de su país.



En lo personal no entiendo cuál es el coraje o la molestia contra el presidente de Estados Unidos. El hombre está en todo su derecho de levantar el muro fronterizo o, si lo quiere y puede, meter a su país en una bola de cristal o de hierro para que no corra ningún riesgo.



Yo hubiera pensado que el coraje mexicano por el tema del muro se iba a ir disminuyendo paulatinamente conforme transcurrieran los días.



Pero no. El asunto se ha ido polarizando cada vez más. Por eso me atrevo a escribir al respecto, porque sigo sin entender las razones para desgastarnos así, como lo hemos venido haciendo, frente a una situación que no está en nuestras manos evitar.



Querer impedir el muro de Trump o protestar por ello, es tanto como si le reclamáramos a alguno de nuestros vecinos que bardeara su casa. De seguro nos mandaría al carajo con un, “en mi casa yo puedo hacer lo que quiera”, o de plano “a usted que le importa”.



No señores. Dejemos a Trump que construya su muro y nosotros dediquémonos a lo nuestro. Ese coraje que nos invade transformémoslo en decisión para generar las condiciones que impidan que la migración a Estados Unidos sea la única alternativa de vida para  miles de connacionales.



En vez de reclamarle a Trump por su muro exijámosle a nuestros gobernantes que sean más eficientes en el diseño y aplicación de sus políticas públicas, para que disminuya la pobreza y aumenten las oportunidades de empleo.



Si logramos que las condiciones de vida en México  mejoren,  nos estaremos olvidando de la política humillante del mandatario estadounidense, porque seguramente no habrá necesidad de que más paisanos intenten llegar al vecino país.



Además, ya es tiempo de dejar esa dependencia en todo de Estados Unidos. Es el momento de que, como Nación, dejemos esa zona de confort en que nos hemos instalado durante décadas, atenidos al cobijo que desde siempre hemos recibido del país vecino.



En vez de seguir en esa comodina posición asumamos con dignidad el papel del país democrático y soberano que somos, y enfoquemos nuestros objetivos de búsqueda de nuevos socios comerciales hacia otras latitudes.



Soy un convencido de que muchas veces se gana más siendo digno que agachón o lisonjero. En esa disyuntiva estamos hoy como nación. Ojalá y que le apostemos a la dignidad porque si no es así vamos a terminar perdiendo más de lo que ya hemos perdido.



Trump nos está dando la oportunidad de demostrarnos que somos un país que puede vivir sin el respaldo de Estados Unidos. Tomémosla, entonces.



ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com