Pedro pide ayuda para dejar su adicción 

En Sexto de Primaria lo descubrieron y lo corrieron. Tiene menos de 30 años, quiere cambiar.  

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Su apariencia de indigente, las manchas de resistol en sus pantalones, sus tatuajes, son cosas que pueden causar miedo.

Pero Pedro Alberto no hace daño a nadie, su problema como el de muchos jóvenes que deambulan en los suburbios de Victoria, son las drogas. 

Pedro pide ayuda para dejar su adicción 

El joven lleva toda la noche fuera de su casa, se quedó a dormir sentado sobre la banqueta, en una transitada Avenida de la Ciudad;  en el espacio que ocupan también los animales sin hogar, como los perros y los gatos. 

Y es que Pedro sabe que tocó fondo, que es el momento de buscar una manera de rehabilitarse. 

"Yo me llamó Pedro Alberto, tengo menos de 30 años, y vivo con mi Madre, pero yo le salí desde ayer de la casa, regresaré más tarde cuando traiga algo de comida”, comenta. 

En unas bolsas carga la comida que las personas le dieron al amanecer, algunas latas de leche y comida ya preparada que guarda en bolsas de plástico. 

"La gente cuando tiene me da comida, ahorita comí una sardina con 10 tortillas”, platica. 

“Mi mamá trabaja en limpieza de casas, no tengo hermanos ni tampoco tengo papá, mi mamá se queda a veces en casa de una amiga, por mi problema, pero en casa ella tiene su cuarto aparte". 

Cuando comenzó con el vicio del resistol estudiaba en la escuela primaria en el sexto grado:

"El encargando de la escuela, la Venustiano Carranza, se dio cuenta que yo andaba en ese camino malo y dijo que ya no podía asistir a la escuela. Sé leer y escribir, aún tengo algunos libros en mi casa, que a veces hojeo todavía". 

Pedro pide ayuda para dejar su adicción 

Pedro aborda el microbús de la ruta Satélite-Tamatán que va "hasta el tope" de personas, así que la platica continúa arriba de la unidad donde su presencia causa cierta sorpresa en algunos, en otros lástima, compasión. 

La gente se apretuja y es imposible sostener el equilibrio. Pedro no suelta las bolsas de comida que le regalaron y que lo pueden salvar otro día más, sino no puede regresar a casa y tenga que dormir de nuevo en la calle. 

"Voy con un amigo al centro, él tiene mucha comida y me va a regalar, pero ya regresaré a la casa en la Colonia". 

Hay tristeza en la mirada del joven Pedro cuando se le habla de una nueva vida libre de adicciones.

"Sí quisiera cambiar esta vida por otra, sé que hay lugares para  salir de esto. Yo ya llevo muchos años en las calles, mi mamá sí me dice que está muy mal todo esto". 

Si eres especialista en adicciones o una institución, albergue, que puede ayudar de manera gratuita a Pedro en su rehabilitación, lo puedes encontrar en los alrededores de la Colonia Nuevo Santander. 

O bien preguntar por él en la manzana 4 lote 35 de la misma Colonia.