PODER PERSONAL 

Una de las habilidades más importantes de un directivo es la priorización de los retos que enfrenta. Algunos pueden ignorarse, otros deben ser atendidos, pero pueden serlo por otros miembros del equipo, y finalmente hay un puñado que requiere el cuidado directo del tomador de decisiones.

En lo más alto de las pirámides organizacionales, estas prioridades tienen que ver con los intereses de los accionistas (en una empresa) o los aliados (en la política). Sin embargo, limitarse a las preocupaciones de esos grupos es una visión errada en el largo plazo. Los grandes directivos empresariales saben equilibrar el interés de los clientes, de la opinión pública, de los trabajadores, con la necesidad de otorgar un rendimiento razonable a los inversionistas. Los grandes líderes políticos también deben hacer un esfuerzo de equilibrio entre el interés de corto plazo de sus aliados con las necesidades de la población, los vaivenes de la economía, y la constante presencia de imprevistos.

López Obrador tiene una escala de priorización muy particular. Según la evidencia que tenemos, de sus 25 años de líder opositor y tres en la Presidencia, tiene sólo dos prioridades: él mismo, y el poder. Nada más parece tener relevancia en sus decisiones. Frente a cualquier crítica, su respuesta es que está siendo atacado. Él, en lo personal. No importa si se trata de medicinas para niños con cáncer (que siguen sin aparecer), de vacunas insuficientes, de desastres naturales o de crimen organizado, él sigue viendo un complot en su contra.

Por esta razón, no tiene aliados sino subordinados. Así fue desde que se hizo presidente del PRD en 1996. Para 1998, ya había traicionado a Porfirio Muñoz Ledo e iniciaba el enfrentamiento con Cárdenas. Dos años después, fue Rosario Robles la víctima. Para 2006, su entorno tenía que humillarse para no sufrir la expulsión. Lo mismo ocurrió en la campaña de 2012, que dio lugar a la fundación de Morena dos años más tarde. No creo que se requiera detallar lo ocurrido en estos tres años con su equipo.

Su otra preocupación, o más bien obsesión, es el poder. Primero era alcanzarlo, ahora es no perderlo. Ya empezó a sentir que se le va de las manos, después de su derrota del 6 de junio, y no está contento. Lanzó a sus fracciones parlamentarias al ridículo de pedir un extraordinario para su capricho revocatorio, y les hizo sufrir la humillación de ser detenidos dos veces en 24 horas.

Este fin de semana, Ricardo Anaya publicó un video en el que acusa una persecución que lo pondría en prisión. Por esa razón, se mantendrá alejado del brazo ejecutor del capricho presidencial. Como suele ocurrir en redes sociales, una gran cantidad de personas descalificaron el video argumentando que Anaya buscaba usar el victimismo como herramienta de campaña. Sin embargo, el mismo López Obrador corroboró la persecución, y lo repitió su vocero, porque “el que nada debe, nada teme”.

Rosario Robles fue encarcelada mediante el uso de una credencial falsificada por la parte acusadora. El exsenador Jorge Luis Lavalle, por la acusación de Lozoya, la misma que está detrás de la persecución a Anaya. El patronato de la Universidad de Las Américas Puebla no sólo ha sufrido despojo, sino también persecución penal. Los familiares del hermano del procurador, en la cárcel.