Adolescente violó y asesinó a niña de 4 años

El adolescente de 15 años secuestró a la niña en la calle y la mató usando un pico. Intentó desaparecer el cuerpo. Como el feminicida es menor de 18 años, la legislación peruana no contempla ninguna pena para él.
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Toda la madrugada antes de su muerte, la pequeña lloró de angustia durante horas esperando a que su madre, Mirella Alexandra Huamán Santiago (22), volviera de una fiesta. Tal era su desesperación, que la niña de 4 años, junto a su hermanita de 2 y su prima de 9, se levantó de la cama varias veces. En cuatro ocasiones, las tres cruzaron solas las oscuras calles de un cerro del distrito de Independencia, rumbo a la cancha de fulbito donde los adultos se embriagaban y bailaban. Todo acabó de forma espantosa cuando ellas se toparon con un desconocido.

Se encontraron con un adolescente de 15 años, que fue reconocido ayer por su propia madre. Ella acudió a la comisaría de Payet a delatar a su hijo luego de ver por televisión los videos de seguridad de una bodega, que lo captaron llevando en brazos a la pequeña víctima, mientras la prima de 9 años corría detrás de él como pidiendo que se la devolviera. Más atrás, también corriendo a duras penas, tambaleándose, los seguía la hermana de 2 años.

La escena fue registrada a las 5:30 a.m. del domingo 1 de marzo. Más de 12 horas después, en una zona conocida como La Mina –a 30 minutos de donde fue secuestrada–, se encontró el cadáver de la menor en un costal de rafia, con la cabecita destrozada con un pico. La habían matado sin compasión.

Fue la prima quien alertó del hecho. Gritó el nombre de la niña raptada varias veces hasta que un vecino del asentamiento humano Bellavista II la oyó. Era tarde: el adolescente habría llevado a su víctima a una choza abandonada, que sería de propiedad de sus tíos, donde presuntamente la violó y asesinó.

Se trata de un horroroso crimen que obligó a la ministra de la Mujer, Gloria Montenegro, a pedir al sistema de justicia que sancione a los agresores “con la máxima pena”. Además, exhortó a las madres a que “cuiden, protejan y acompañen a sus hijas”.

Desde la choza abandonada, donde los peritos de la policía hallaron sangre y el pico usado en el crimen, el presunto asesino caminó unos 30 metros cargando el saco hasta una esquina donde dejó más rastros de sangre. Allí tomó un mototaxi rumbo a la zona alta del cerro, creyendo que nunca llegaría la policía.

Pero los agentes no solo llegaron a ese lugar, también dieron con la choza donde se cometió el crimen y con la casa de los tíos del acusado, a unos 10 minutos de Bellavista II. En ese inmueble, estaban el short y las zapatillas que el adolescente vestía al momento del secuestro. A quien no hallaron fue a él. Hasta anoche, su paradero seguía siendo desconocido.

Era un joven que andaba en malos pasos. “Él ya no quería estudiar. Terminó primaria nomás [...]. Ya no me hacía caso”, contó su madre en la comisaría. Los vecinos de sus tíos, que viven en la zona conocida como Tahuantinsuyo, narraron que era un chico “desafiante”, que paraba en las esquinas consumiendo drogas. “Una vez en el mercado le reclamé porque pasó sus piernas encima de mis flores. El chiquillo se paró y me miró como queriendo matarme con la mirada”, relató una vecina.

 

El plano jurídico

Si fuese mayor de 18 años, un juez podría condenarlo a 35 años de cárcel por homicidio o a cadena perpetua si se probara la violación. Pero como es un adolescente de 15 años, la legislación peruana no contempla ninguna pena para él. Le corresponderían medidas socioeducativas.

Ante el ordenamiento jurídico peruano, este menor “no cometió un delito, sino una infracción a la ley penal”, explica la penalista Romy Chang. Agrega que, por tener menos de 16 años, como máximo podría ser internado en un centro juvenil por ocho años. El penalista Mario Amoretti añade que, una vez que cumpla la mayoría de edad, lo trasladarían a un área especial en un penal común. El caso ha recaído sobre la Quinta Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Lima Norte.

Para Amoretti, la investigación también debería incluir a la madre de la menor asesinada, a quien podría imputársele el delito de abandono de personas en peligro: “Dejar a sus hijas menores al cuidado de una niña de 9 para ir a una fiesta es exponerlas al peligro. No importa si fue media hora o toda la madrugada. La ley existe, pero desgraciadamente no se aplica”.

Según Chang, un fiscal de Familia podría pedirle a un juez que analice quitarle la patria potestad de su segunda hija de 2 años si se demuestra su incapacidad para cuidarla.

La titular Montenegro dijo ayer que la Unidad de Protección Especial del Ministerio de la Mujer evalúa “cuál es el mejor ambiente” para la hermana de la víctima. Desde Estados Unidos, el padre de la menor asesinada pidió atrapar al culpable y afirmó que su expareja fue “irresponsable” por preferir “ir a una fiesta que cuidar a su hija”. La madre de la menor asesinada admitió su error y su culpa.