Abuelitos cuentan qué les pasó por ver el último eclipse solar hace más de 30 años

Ignoraron las recomendaciones y lo miraron directamente
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Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Con el próximo eclipse solar por registrarse, se han dado las recomendaciones  a la población para que tome sus precauciones y sobre todo no mire directamente al sol.

Estas recomendaciones son con el fin de que no se dañen la vista al momento de presenciar este fenómeno astronómico, pero no todos están prestando la atención necesaria a esto.

Y por ello es importante recordar las experiencias que han tenido otras personas en el pasado, al observar eclipses directamente

Fue el 11 de julio de 1991, cuando sucedió en México el último eclipse total solar, que representó un riesgo para la salud visual de las personas que lo observaron sin protección adecuada. 

De acuerdo con los datos de la revista Salud Pública de México, 96 personas asistieron al doctor después de ver el eclipse total de sol de manera directa en 1991, de las cuales 21 fueron diagnosticadas con problemas graves de vista. 

De estas 21 personas, fueron diagnosticadas con retinitis solar, que son lesiones en los ojos, en ocasiones irreversibles, por los rayos UV, entre ellos alteración de la agudeza visual y percepción de escotoma. En otras palabras, falta de nitidez y veían una mancha en el centro o puntos amarillos, síntomas del estadio I y II. 

La mayoría de los afectados fueron hombres, entre los 15 y 44 años de edad, quienes contaron que  vieron el fenómeno durante siete y diez minutos. 

De acuerdo a sus testimonios, el dolor sucedió de manera inmediata, pero los síntomas aparecieron hasta tres días después, afortunadamente muchos lograron recuperarse mientras que otros sufrieron durante 8 meses o hasta de manera permanente de percibir manchas negras en su visión.

Durante otros eclipses también han ocurrido afecciones como el caso de Louis Tomososki, un residente de Oregón, que tenía tan solo 16 años cuando decidió mirar directamente un eclipse parcial que ocurría en su área en 1963.

Observó el fenómeno durante unos 20 segundos, lo que resultó en quemaduras en la retina de su ojo derecho. Desde entonces, Tomososki ha vivido con retinopatía solar, describiendo su visión como si el mundo estuviera cubierto por un velo.

O el caso de Bill Hanlon, ocurrido en 1952 en Alemania, cuando era entonces un niño de 13 años, observó el eclipse total de sol sin protección, resultando en una pérdida del 90% de su visión.

A pesar de no sentir dolor durante la exposición, las consecuencias fueron devastadoras, dejándolo con la capacidad limitada para ver siluetas y colores, pero incapaz de ver rostros o manejar.