Yeidckol, ya para qué

Este fin de semana, Yeidckol Polevnsky estará de visita en Tamaulipas. Lo hará cuando queden apenas 19 días de campaña.

La presencia de la dirigente nacional de Morena es un premio de consolación para los seguidores de AMLO, quienes esperaban el pasado viernes la visita oficial del Presidente a Victoria, como parte de su gira por el noreste del país.

López Obrador borró a Tamaulipas de su itinerario, visitando en cambio Nuevo León y Coahuila. 

La gira por el noreste del ejecutivo federal por cierto, coincidió con la megamarcha de protesta contra su gobierno en la Ciudad de México y que se realizó también en diversas capitales del país. 

Aquí en Victoria por ejemplo, apenas convocó a 50 personas. 

Pero le decíamos que Yeidckol viene a Tamaulipas a encontrar un partido fracturado, sin liderazgo y ausente de las campañas rumbo a las diputaciones. 

Leal Doria, el ¿dirigente? estatal, está más preocupado por resolver la impugnación de su candidatura que la de buscar el triunfo de los candidatos de su partido. 

Candidatos, la mayoría de ellos improvisados, producto de pleitos entre facciones y de intereses particulares. 

La propia Polevnsky ha sufrido el llamado ‘fuego amigo’ por el grupo del Senador Ricardo Monreal, quien busca sacarla de la dirigencia. 

Ese ha sido el interés desde un principio de Monreal y de su operador Alejandro Rojas; desestabilizar a Morena en los comicios de este año y así ‘tenderle la cama’ a la dirigente, para apoderarse del partido. 

El asunto está en que los candidatos a las diputaciones locales por Morena están más apurados en las grillas internas que en salir a pedir el voto. 

Por eso la gente no sabe quienes son, y si no los conocen menos van a conocer sus propuestas. 

Los ‘candidatos fantasma’ de Morena no son un fenómeno exclusivo de la capital, donde los sondeos los ponen hasta en tercer lugar de las preferencias, sino en todo el estado. 

Las campañas de Morena en esta elección son una metáfora de la propia dirigencia estatal y nacional. 

Polevnsky ignoró a Tamaulipas en este proceso electoral, no se construyeron candidaturas ni se conciliaron intereses, por el contrario, se agravaron las diferencias tanto que hasta la propia candidatura de su ¿dirigente? estatal ha sido impugnada por los miembros de su partido. 

La división y el fuego amigo es la prueba más clara de que su partido no cuenta con los liderazgos necesarios para gobernarse, mucho menos para ganar elecciones. 

Pero la dirigencia y los propios candidatos actúan como si la elección fuera un mero trámite. Se sienten con el triunfo en la bolsa. Por eso los pleitos, porque los todavía candidatos a las diputaciones ya están peleando el control del Congreso y hasta las candidaturas de la próxima elección de ayuntamientos. 

Y todo eso lo planea arreglar Yeidckol Polevnsky en su gira de dos días por Tamaulipas. 

Ya sería mucha ganancia que no lo descompusiera más. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) Las campañas han pasado su ecuador, los debates son una última posibilidad para lograr un punto de inflexión en las tendencias o bien, consolidar las preferencias de los candidatos. 

Por eso participar o no es decisión de cada candidato y candidata de acuerdo a su estrategia de campaña. 

El propio López Obrador se negó a participar en los debates en su segundo intento por ganar la Presidencia. 

Una alternativa a los debates han sido los foros, donde los políticos presentan su agenda legislativa ante grupos de la sociedad civil y donde son cuestionados por la propia ciudadanía. 

Hoy lunes por ejemplo, estarán desde temprano en la Universidad La Salle, tratando de convencer a los universitarios. 

2) Así como los debates, las denuncias electorales son otra estrategia más de campaña. Popular, por cierto, entre los partidos de oposición. 

Estas guerras de lodo sirven para distraer de los temas importantes, como las propuestas.

Morena, por ejemplo, denuncia la entrega de despensas (que no es delito) pero no dice nada de la entrega de las becas federales a universitarios (que tampoco es delito).

Cortinas de humo, les dicen, para esconder la verdad, que usualmente se trata de candidaturas débiles o campañas que van en picada al no conectar con los votantes.