Xico: el alcalde tóxico

 

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En noviembre de 2018, el Diccionario de Oxford designó el adjetivo ‘tóxico’ como la palabra del año. Un mes antes, Xicoténcatl González asumía su cargo como presidente municipal. 

Los victorenses no lo sabíamos entonces, pero esto sería una premonición del gobierno municipal que padeceríamos.

Y es que Xico se ha convertido en un alcalde tóxico, pues su ignorancia, corrupción y falta de capacidad en el cargo han terminado por afectarnos a todos los que vivimos en esta ciudad. 

Pero los ciudadanos no somos los únicos perjudicados, la ciudad como espacio público está prácticamente en la ruina. 

Los propios burócratas municipales han sido perjudicados de primera mano, viendo como reducen su sueldo, compensaciones y aguinaldo, por las malas decisiones del alcalde. 

Esta misma semana el propio dirigente del PAN Tamaulipas, Luis Cantú, reconoció el mal gobierno de Xico, y aprovechó de paso para dejar muy clara la línea: Xico no es el PAN, Xico no representa los intereses de este partido y tampoco es un ejemplo de los gobiernos que ofrece Acción Nacional. 

La diputada Pilar Gómez también habló sobre el tema y le leyó la cartilla al alcalde independiente, porque para empezar, dijo, ni militante del partido es. 

Pilar declaró que Xico debe hacerse responsable y pagar por sus errores. Porque para todos es evidente la crisis y el desgobierno por el que atraviesa Victoria, menos, por supuesto, para el propio alcalde, quien gobierna desde su imaginación una ciudad de fantasía. 

Así que Xico también se ha vuelto un alcalde tóxico para el PAN, para sus funcionarios públicos y hasta para quienes buscan convertirse en sus candidatos para el próximo proceso electoral. 

No es casualidad que el ‘Truco’ Verástegui siente a Xico lo más lejos que se pueda del gobernador en cada evento oficial que coincidan.

La definición de ‘tóxico’ como palabra del año iba más allá de su significado (que es venenoso o que puede causar trastornos), pues se refiere a su valor simbólico.

La carga negativa que representa describir una relación personal como tóxica, o el medio ambiente, las relaciones laborales, incluso la salud mental tóxica y hasta los valores. 

Y Xico no se ha dado cuenta que precisamente por la responsabilidad de su cargo, él se ha convertido en todo eso. En un referente de lo que no se debe hacer como primera autoridad municipal, en un alcalde tóxico que todos buscan evitar y deshacerse de él lo más rápido que se pueda, porque su sola presencia contamina y afecta. 

Xico no tiene rumbo. Victoria tampoco. Y mientras el alcalde siga estorbando en la Presidencia Municipal, la capital de Tamaulipas seguirá desmoronándose, literalmente como sus calles y banquetas. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) Cuando López Obrador se refirió a la crisis del coronavirus como algo que cayó como ‘anillo al dedo’ para su gobierno, lo hizo desde el punto de vista político. 

Y no le faltaba razón, las crisis son las mejores oportunidades para quienes están en el poder.

Las situaciones extraordinarias requieren de medidas extraordinarias, que bien pensadas y bien ejecutadas sirven para enfrentar los problemas y de paso ayudan a proyectar la carrera política de los gobernantes. 

En términos más simples, las crisis le permite a los políticos en el gobierno salir a hacer campaña. A realizar recorridos y entregar apoyos, a nombre del gobierno claro, pero entregándolos con la cara y la mano de quienes gobiernan. 

Existe la otra cara de la moneda, que es cuando el gobernante no está a la altura. Entonces el problema lo vuelve más grande y la crisis que se genera es más profunda. 

Esto es lo que está pasando por ejemplo, con el gobierno federal y las decisiones de López Obrador, no solo en materia de salud sino también en cuestión económica. 

Y lo mismo pasa con Xico en la alcaldía de Victoria. Porque si algo debiera de saber el doctor es de salud pública, pero tal parece que ni eso. 

Una oportunidad de oro perdida, o para utilizar las palabras de AMLO: “un anillo al dedo” que probablemente se perdió en alguna borrachera.