Victoria se ha convertido en el centro de la pandemia en Tamaulipas.
De acuerdo a última actualización de las cifras de la Secretaría de Salud del Estado, ayer a las 12:00 horas, Victoria encabezaba el número de personas contagiadas con 82 casos.
49 enfermos más que Reynosa, 43 casos más que Nuevo Laredo, 24 más que Tampico y 7 más que Matamoros.
Los números irán cambiando, pero sirven para retratar la magnitud de lo que pasa en Victoria, la capital del contagio.
Por supuesto que lo que ocurre en nuestra ciudad no es producto de la casualidad, y eso los victorenses lo saben.
La correlación es muy clara: las colonias con falta de agua son las que presentan los mayores casos de contagio.
Y si tenemos en cuenta que más de 200 colonias de la capital no tienen agua, el resultado es inevitable: la expansión de la pandemia.
Por eso no es extraño entonces que 8 de cada 10 victorenses repudien la gestión de Xicoténcatl González al frente de la alcaldía.
Porque si antes el enojo de los ciudadanos era por la incapacidad del alcalde en solucionar los problemas más elementales de la ciudad como los baches, la recolección de basura, el alumbrado y la falta de agua, hoy su rechazo ante Xico es mayor ante la pasividad de gobierno frente al Covid-19.
Porque nuestro alcalde es el principal responsable de que no haya agua en Victoria, y es que ni los tinacos ni los tandeos (negocios municipales) han servido para mitigar la necesidad del servicio.
El alcalde está claramente rebasado, y la mejor muestra es que en lugar de concentrar sus esfuerzos en resolver el problema de la falta de agua se dedica a repartir despensas en franca promoción política.
Simplemente compare la actitud del Gobernador del Estado y la del Alcalde para entender los polos opuestos del comportamiento de un servidor público ante lo que está ocurriendo.
Quiere ser más justo, compare entonces a Victoria frente a municipios como Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo y Tampico.
Todos han recibido el mismo apoyo del Gobierno del Estado.
Todos, menos Victoria, son municipios fronterizos con mayor riesgo de contagio.
Todos, menos Victoria, sufren mayores riesgos al ser municipios que atraen los flujos migratorios no solo nacionales sino de migrantes de otros países.
Todos, menos Victoria, tienen un fluido comercio internacional, que significa también mayores riesgos de contagio.
Y en población, Victoria es el que tiene menor densidad salvo Tampico. Así que tampoco se puede culpar a la gente, como reprocha Xico.
La explicación entonces es muy obvia, la gran diferencia está en el actuar de las autoridades municipales.
Pues mientras el resto de los municipios del estado están haciendo lo que les corresponde, aquí el alcalde está en franca promoción política, sin importarle en lo más mínimo la pandemia del coronavirus.
Primero fue Mitovsky quien ubicó a Xico en los últimos lugares de aprobación entre los alcaldes de México, con un repudio de 8 entre cada 10 ciudadanos, quienes evaluaron al alcalde por su desempeño en marzo.
Ahora es Massive Caller, una encuestador panista, por cierto, quien lo ubica como el peor alcalde de México, de entre los 102 municipios más grandes del país durante el mes de abril, donde el rechazo contra Xico se incrementa respecto al mes anterior.
Más allá de ser consistentes, ambas encuestas dejan claro que los victorenses repudian el manejo de Xico frente a la crisis.
La encuestadora Massive Caller, todavía va más allá y a un año de que empiecen las campañas políticas pregunta a la gente si están dispuestos reelegir a Xico como su presidente municipal.
La respuesta: solo 1 de cada 10 votantes está dispuesto a reelegir a Xico. Uno de cada 10.
Aquí se lo dijimos en su momento, se acuerdo de Gustavo Rivera y su regreso a la COMAPA. ¿Qué ha cambiado desde entonces? La única respuesta es que su recibo es más caro, pues aumentó el costo del agua.
O apoco cree que no están haciendo negocio con las pipas, negocio que empezó cuando Rivera regreso de nuevo a la Comisión Municipal.
Gustavo Rivera se suma a Manuel ‘El Pollo’ Villareal y a Tania González como los principales conductos por los que el alcalde está desfalcando a la ciudad.
En tiempos priistas esto solo causaría indignación, pero hoy su corrupción cuesta vidas humanas.
El pueblo de Victoria está en peligro de muerte. Mientras tanto, su alcalde sigue bailando.
Pues eso.