Se cae la alianza electoral

 

a

La alianza entre el PAN y el PRI se complica cada vez más en Tamaulipas. 

Si para empezar las señales no eran del todo positivas, el entorno y la realidad política se han terminado por imponer a las buenas intensiones. 

Edgar Melhem adelantó que las negociaciones y el resultado de lo que ocurriera en Nuevo León tendrían un impacto en nuestro estado. 

Y lo que ocurrió con nuestros vecinos fue que Alito Moreno, dirigente nacional del PRI, no pudo ponerse de acuerdo con la ‘cúpula panista’ de Nuevo León. 

No pierda de vista el detalle, Alito se sentó a negociar con los grupos locales y no con el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, quien ni siquiera hizo acto de presencia. 

Melhem tomó de ejemplo a Nuevo León por la similitud política que existe con Tamaulipas, donde el PRI no es gobierno y prácticamente se ha quedado rezagado como tercera fuerza política. 

Otro detalle a tener en cuenta es que el dirigente nacional tricolor negoció a contrarreloj con apenas 48 horas de plazo.

Muy poco tiempo si se pone a consideración todo lo que está en juego en Nuevo León; diputaciones locales, alcaldías, diputaciones federales y gubernatura. 

Y aunque en Tamaulipas el registro de las alianzas vence el 2 de enero, a la fecha no hay señales de un acercamiento serio para formalizar las negociaciones. 

Es verdad que la unión del PAN y el PRI es como la mezcla del agua y el aceite. Se repelen por naturaleza. 

Sus principios y formas de entender y hacer política son diametralmente opuestos, y si algo tienen en común es precisamente el antagonismo que comparten contra Morena. 

Al menos la parte del PRI que dirige Alito Moreno, porque donde gobiernan los tricolores el panorama es distinto. 

Eso es a lo que le apuesta el partido de López Obrador, a que los intereses particulares en ambos partidos se terminen por imponer, y de paso recoger los pedazos de las fracturas y así hacerse de candidatos competitivos. 

Morena juega con el tiempo a su favor porque tiene la sartén por el mango.

Su estrategia simplemente es capitalizar los errores de sus adversarios y hacerse del apoyo de los partidos pequeños para no dividir el voto. 

En Tamaulipas está claro que el PAN, el PRI y Movimiento Ciudadano no se unirán con Morena, pero todo indica que tampoco lo harán entre ellos, por lo que competirán por el voto opositor. 

Esto significa que hoy más que en otra elección el valor de los cuadros, es decir, de los candidatos, cobrará mayor fuerza. 

Y si estamos hablando de cargos con posibilidad de reelección, la ciudadanía calificará con su voto el desempeño de sus gobernantes. 

Sobra decir que en tiempos de crisis la opción del cambio resulta más atractiva.

La clave para los candidatos y sus partidos será canalizar esos deseos de cambio en el ámbito local.

Especialmente cuando las elecciones de 2021 tendrán que lidiar también con las consecuencias de la pandemia. 

Lo que pondrá mayor relevancia a la movilización de votantes sobre los actos de propaganda. 

Y ahí es donde entran las autoridades electorales, siempre cortejadas por los partidos y candidatos.

Así que el panorama no es sencillo para ningún partido, pero lo cierto es que las alianzas serían de gran utilidad y ventaja para las fuerzas políticas que se atrevan a concretarlas. 

Aunque tal parece que ni el PAN ni el PRI están dispuestos a asumir el costo a valor presente y prefieren apostar su futuro. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) 410 mujeres y 409 hombres han pasado a la etapa de entrevista para convertirse en consejeros electorales.

Se trata del proceso para la integración de 43 Consejos Municipales y 22 Consejos Distritales. 

Se requieren 650 ciudadanos entre propietarios y suplentes:  430 para los consejos municipales y 220 para los consejos distritales.

Ellos serán los árbitros de la elección, por eso su elección vale igual o más que la de los futuros candidatos.