Otro fracaso de Alejandro Guevara

Caminaron juntos desde la calle Rosales hasta la de Ocampo, por el 17. Sergio Guajardo escuchaba y asentía como quien atiende una plática por educación, pero Alejandro Guevara era quien llevaba el monólogo. 

El diputado federal no dejaba de hacer contacto físico buscando el rapport, unas veces era abrazando, otras agarrando del brazo a su acompañante, simulando esos gestos que tanto gustan a los políticos para decir que ‘somos amigos y estamos en sintonía’. 

La plática, o el discurso mejor dicho, duró poco más de 20 minutos. Ocurrió tras finalizar el Consejo Estatal de la CNC donde se eligieron a los delgados tamaulipecos que participarán en la Asamblea Nacional del PRI por parte del sector campesino. 

Sergio Guajardo y Alejandro Guevara encabezaron las mesas de trabajo junto con Raúl García Vallejos, Juan Báez Rodríguez y Enrique Cárdenas del Avellano, respectivamente.

Pero el acoso banquetero que se prolongó por tres cuadras poco tuvo que ver con eso, que ya era asunto arreglado. Donde por cierto, los egidistas fueron mayoría. 

El tema que tanto interés tenía Guevara Cobos de hablar con Guajardo Maldonado era el referente a la elección del nuevo dirigente estatal del PRI en Tamaulipas. 

Y es que Guevara, por más que se empeñe en ocultarlo, ha usado a un esquirol para calentar el proceso.  

A diferencia de Enrique Cárdenas por ejemplo, quien abiertamente ha criticado el interinato de Aída Zulema e incluso a utilizado la vía legal para acelerar la renovación de la dirigencia. 

Alejandro Guevara en cambio, se ha servido de Luis Enrique Arreola para empantanar el proceso. 

Aunque en realidad, salvo dos o tres ataques contra Egidio Torre o el gobierno estatal, poco se le ha entendido al muchacho, quien no tiene ni la capacidad ni la inteligencia para andar en esas ligas. 

Arreola, acompañado de Heriberto Ruíz, se han convertido en mandaderos de Guevara. 

Dios los hace y ellos se juntan, dice el adagio popular. 

Y es que de los tres no se hace uno. 

Pero que se puede esperar del mantense, quien entiende la política como una competencia de selfies y post en Facebook, con los que va engañando incautos. 

Por eso ayer, terminado el evento, Alejandro Guevara fue el único que no se quitaba las calcomanías de la solapa que le cubrían el pecho por cada lado y que servían para identificarlo como participante de la asamblea. 

Le faltaban sus fotos, pero no contaba con una caminata de tres cuadras. 

El alegato de Guevara fue su último intento de salvar el ridículo, pero de nuevo le ladraba al árbol equivocado. 

Al parecer el diputado federal no entendió la primera vez, cuando se promocionó como precandidato a la guberantura, que estos asuntos no se arreglan en las banquetas, si no en los despachos de la Ciudad de México. 

Entonces, como ahora, Guevara muestra su novates y falta de capacidad y oficio político. 

Aunque en esta ocasión “su gran jugada” fue utilizar a un tercero para ir golpeteando rivales, mientras el ofrecía unidad. 

La dirigencia estatal ya está amarrada desde hace mucho, y salvo una catástrofe el grupo político de Egidio Torre se quedará con las riendas del partido, y sobre todo con las candidaturas del próximo año, que es lo que finalmente interesa. 

Mientras tanto, Alejandro Guevara y compañía volverán a lo que saben hacer mejor, que no es otra cosa que aparentar en las redes sociales, como lo hacen los jovencitos de secundaria. 

Trastorno que por cierto, es producto del uso de las nuevas tecnologías. Afortunadamente es uno que tiene solución si se trata oportunamente, especialmente si es antes de 2018. 

Pues eso.