Otra vez la burra al trigo

El cambio en la dirigencia del PRI-Tamaulipas finalmente se cumplió. 

 

Se hizo sin bombos ni platillos. Se trató de una molestia burocrática más. Un mero trámite. 

 

Porque tal parece que el PRI todavía no se acostumbra a vivir en la oposición. 

 

En Tamaulipas ya se cumplen dos años de su salida de la gubernatura, aunque la reciente derrota por la Presidencia de la República y en la elección de alcaldías el pasado verano hacen sentir más reciente la herida. 

 

Ni se diga de la dirigencia nacional, que sufre el Síndrome de Estocolmo con Peña Nieto, causa y origen de los males que padece, pero que se niega a pronunciar un verbo en su contra. 

 

Así que no es extraño que en el PRI-Tamaulipas ocurra algo similar. Porque de nada sirve imponer un ¿liderazgo? joven con Yahleel Abdalá en la dirigencia estatal, si va seguir acotada por los viejos grupos de poder dentro del partido.

 

Esos mismos grupos que llevaron al PRI-Tamaulipas a la peor de sus derrotas. 

 

La frase ya cansa pero no por eso deja de tener vigencia: los priistas no entienden que no entienden. 

 

El tricolor seguirá siendo el partido de la corrupción, de los simulacros y de la retórica hasta que demuestre lo contrario. Y francamente su lideresa nacional en poco le ayuda al encubrir y proteger a Eugenio Hernández.

 

Tal parece que un proceso de extradición y dos procesos locales en su contra no son motivo suficiente para ser expulsado del PRI. 

 

La nieta de Carlos Salinas haría bien en revisar el deterioro en seguridad que sufrió Tamaulipas durante el gobierno de Eugenio para que entendiera a que grado ofenden sus dichos a los tamaulipecos. 

 

Pero no extraña que en el PRI haya una falta de principios y definiciones, no es por omisión sino por diseño. Porque solo de esa forma el partido puede amoldarse a la voluntad presidencial en turno. 

 

A dos años de su derrota por la gubernatura y su práctica desaparición del resto de los cargos de elección popular, el PRI-Tamaulipas todavía no tiene un diagnóstico de su fracaso. 

 

¿Su derrota fue culpa de EPN? ¿De Egidio? ¿Fue responsabilidad de Baltazar? ¿O acaso de Eugenio Hernández o de Tomás Yarrington? 

 

Lo cierto es que los priistas de Tamaulipas no saben y no les interesa. 

 

Y cuál ha sido el costo de esa indefinición, de esa simulación y retórica: la pérdida de a cuanta elección se han presentado. 

 

El PRI no tiene ideología ni propuestas. Y el rechazo a la reelección de sus ex alcaldes dejó claro que tampoco supo entregar resultados. 

 

Lo que empezó con la huida de cuadros y liderazgos a Morena y el resto de los partidos, se ha convertido en una hemorragia de militantes. Hemorragia que ha debilitado sus estructuras hasta dejar en la extinción a sus sectores, los que tanto presumían como los pilares del partido. 

 

El más optimista de los tricolores diría que esta es la mejor de las noticias, porque así Yahleel recibe una hoja en blanco, una cuenta en ceros, un barco sin amarras para dirigir con una visión joven, fresca y moderna. 

 

Pero lo que ocurre en cambio es que Claudia Ruiz Massieu le deja los mismos cimientos podridos que provocaron el derrumbe del partido. 

 

Ahí estaban en primera fila en su toma de protesta; Óscar Almaraz, Chuchín de la Garza, Susana Hernández, Manuel Cavazos Lerma. Lo peor del priismo encarnado, apenas superados por Eugenio Hernández y Tomás Yarrington, quienes no pudieron asistir por estar tras las rejas. 

 

Con esos actores tendrá que verse las caras Yahleel y con ellos se tendrá que sentar negociar. 

 

Esos mismos que causaron la enfermedad ahora pretenden ser la medicina. No entienden que no entienden. 

 

Lo que sí se agradece es que ya no se vendan como el nuevo PRI, o como el priismo renovado, hace seis años lo intentaron y los resultados hablan por si solos. 

 

Hoy tal parece que son los corruptos los que se quedan en el partido por la sencilla razón que no fueron aceptados en algún otro. 

 

Hoy el PRI-Tamaulipas es el PRI de los marginados. Esos que todavía simulan que no pasa nada mientras celebran los cumpleaños de sus ex gobernadores en prisión. 

 

En fin, otra vez la burra al trigo. 

 

Pues eso. 

 

Es bueno saberlo: 1) Apenas le contábamos la semana pasada del rechazo que había generado entre los priistas de Baja California la designación de Óscar Almaraz como su delegado estatal. 

 

Lo único bueno, decían, es que no se escaparía a San Diego de compras por los procesos que tiene presentes en los Estados Unidos. 

 

Pues tal parece que con lo que no contaron en Baja California es que Óscar Almaraz quiere meter mano en las elecciones del próximo año en Tamaulipas, por lo que estará muy ocupado yendo y viniendo de extremo a extremo de la frontera norte. 

 

2) El Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca reanuda este lunes las reuniones con los alcaldes que recién entraron en funciones. 

 

En este arranque de semana toca turno al alcalde de Tampico, Chucho Nader, con quien analizará futuros proyectos para el municipio. 

 

El pasado viernes, el Gobernador se reunió con los alcaldes de Madero y Altamira para revisar los proyectos de inversión en infraestructura social y urbana que se pondrán en marcha el próximo año.

 

Estas reuniones entre Estado y Municipios sirven para presentar proyectos en conjunto de cara al Proyecto de Presupuesto de 2019, y así garantizar una buena bolsa de recursos para Tamaulipas y para sus municipios. 

 

3)Por octavo año consecutivo la UAT puso en marcha su programa educativo Peraj-adopta un amigo. 

 

Se trata de mejorar la calidad de la educación y brindar a los universitarios espacios para poder acercarse a sus comunidades y entiendan mejor las problemáticas que enfrentan. 

 

En esta ocasión atenderán a 46 niños de quinto y sexto grado de primaria en los planteles República de México y Juan José de la Garza.