La cobardía de un alcalde

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Tan solo en esta semana los victorenses fuimos testigos de tres episodios que retratan de cuerpo entero al alcalde de Victoria, Xicoténcatl González Uresti. 

Primero, al decidir que las sesiones del cabildo se realicen por vía remota mediante Internet. Segundo, en salir de madrugada a revisar obras y reparaciones de primera necesidad. Tercero, presentarse en un hospital ante personal médico y profesionales de la salud protegido con más equipo que los propios doctores. 

Las tres acciones cuentan la misma historia y confirman que no es un hecho aislado sino un estilo de gobierno, una cualidad de carácter, o mejor dicho, la falta de él. 

Porque en los tres episodios está clara la opacidad y la ignorancia, pero sobre todo la cobardía de Xico a la hora de gobernar. 

El miedo bien canalizado puede convertirse en el mejor incentivo, pero si no es propiamente encauzado se convierte en la peor de las cadenas.

Sobre todo en tiempos de crisis. Porque el miedo es tan obvio que hasta los animales lo huelen. 

Así que cuando una persona está una posición de liderazgo como Xico, al sucumbir al miedo no solo pierde el respeto, pierde también la autoridad sobre sus gobernados. 

Por eso no es extraño que los victorenses ignoren los llamados de Xico a cumplir la cuarentena y prefieran exponerse temerariamente al contagio.

Eso fue lo que ocurrió el pasado 30 de abril con las largas filas de personas en comercios y restaurantes.

La explicación es muy simple: estas acciones son una clara muestra no solo de la pérdida de autoridad y liderazgo de Xico, sino una pérdida de confianza de los ciudadanos hacia su alcalde, a quien tanto le gusta llamar "nuestra gente" a ese imaginario colectivo que vive en su cabeza y que cree que respalda sus decisiones de gobierno.

El miedo en un gobernante le impide tomar decisiones oportunas, que en este caso son una gran diferencia entre proteger o poner más vidas en riesgo. 

Porque eso fue lo que ocurrió con las autoridades municipales el pasado viernes, que tardaron más de 8 horas en dispersar las largas filas de gente formadas para comprar una pizza en este Día del Niño. Actuaron cuando el daño ya estaba hecho. 

El miedo de Xico al Covid-19 hace que nuestro alcalde se preocupe más por su bienestar personal y olvide el bienestar de sus gobernados. 

Eso hace Xico con sus propios colegas, con el personal médico que es nuestra última línea de defensa, de quienes ser burla al llegar con más protección que ellos para tomarse la foto. 

Eso hace Xico con las miles de personas que se ven afectadas diariamente con los cortes de agua. 

Lavarse las manos es la primer medida para evitar el contagio. Pero en Victoria la gente tiene que conformarse con lavarse cada tercer día, y eso cuando han tenido suerte. 

Eso hace Xico al ignorar a la familia que se vistió de luto esta semana con la muerte de uno de sus hijos, en un accidente causado por uno de sus escoltas. 

Eso hace Xico al esconder un contagio de coronavirus en las oficinas centrales de COMAPA, arriesgando la vida no solo de los trabajadores de estas oficinas, sino de todas las personas que acuden a pagar su recibo. 

Eso hace Xico una y otra vez, cubrir primero su pellejo porque el resto de la gente simplemente no le importa. La estrategia de un cobarde.

Con estos desplantes ya no le extraña a la ciudadanía que su alcalde se comporte como delincuente, en medio de la noche y oculto entre las sombras, revisando las obras de COMAPA que se han vuelto su negocio particular. 

El miedo es ignorancia. Por eso Xico vive con miedo, miedo a la pandemia pero también a gobernar. 

Porque a más de un año de su administración para todos ha quedado claro, incluso para él, que González Uresti no está preparado para tal responsabilidad, y mucho menos para repetir en el cargo. 

Por eso las sesiones de Cabildo son remotas y por Internet, para no tener que enfrentarse a los reclamos de colonos que ya se hicieron costumbre en la Presidencia Municipal.

Las crisis como esta son momentos de enseñanza, nos revelan donde están los verdaderos liderazgos, pero sobre todo nos muestran donde hacen falta 

Que en el caso de Victoria está muy claro el vacío que provoca la cobardía de su Presidente Municipal. 

Ahí están las pruebas. Por eso Victoria sigue encabezando el número de contagios per capita en Tamaulipas, que hasta ayer sumaban 123 casos en la capital. 

¿Cuál es entonces la diferencia con el resto de los municipios? Muy sencillo, que a ellos no los gobierna un payaso. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) En las ciencias exactas, como las matemáticas, una condición necesaria para resolver un problema es reducirlo a su mínima expresión. 

En el caso de las ciencias sociales, como la política, es todo lo contrario. 

La máxima es que si no puedes con un problema, agrándalo, ya que de esta manera más organismos se verán afectados lo suficiente para tomar cartas en el asunto. 

Esto es precisamente lo que hizo el Senador Américo Villarreal, quien en su round de sombras ya involucró al zacatecano Ricardo Monreal y al resto de sus compañero de bancada.

Y es que el victorense busca elevar su popularidad a toda costa, no importa que para eso se tenga que pelear contra la Guardia Nacional o la Marina. 

Y no, no se confunda. El pleito no es contra el Gobierno del Estado, es contra su compañero de partido Erasmo González, quien está a punto de comerle el mandado y tal parece que la candidatura.