El PRI de Tamaulipas tiene un grave problema

La respuesta de Oscar Almaraz a la clausura de los parquímetros fue ridícula y cómplice. 

“En Victoria nadie está por encima de la ley… la empresa debe sujetarse al marco jurídico… reconocemos la acción emprendida por la Secretaría de Hacienda y el valor de la denuncia por parte de la ciudadanía.”

Como ve, eso y nada es prácticamente lo mismo.

Y es que Almaraz olvida mencionar que él como alcalde también es autoridad, que él también es responsable de fiscalizar a la empresa propietaria de los parquímetros porque esta opera una concesión municipal, y que como tal le debe rendir cuentas al Ayuntamiento. 

Cuentas de las que por cierto se deriva el monto que tiene que pagar dicha empresa a las arcas públicas, cifra que repetidamente se ha negado a informar y transparentar el alcalde de Victoria. 

Dinero que está etiquetado para ingresar íntegro a los cuerpos de protección civil municipales, como el departamento de bomberos, y que sin embargo no han visto un solo peso.

Basta ver las condiciones infrahumanas con las que operan. Ni equipo, ni instalaciones, ni salarios dignos. Una verdadera vergüenza. 

Pero a todo eso el alcalde rehuye diciendo que la empresa de parquímetros labora desde hace tres trienios con el municipio, como si no hubiera nada que hacer. 

Y ahí está precisamente la clave, que la concesión de Victoria Meters con el municipio se entregó cuando el jefe de Almaraz, Eugenio Hernández, era todavía gobernador de Tamaulipas. 

Y el beneficiado fue nada menos que Salomón Rosas, entonces delegado priistas en el estado, junto con Ricardo Gamundi, otro impresentable. 

Tras la clausura de los parquímetros, la Secretaría de Hacienda comprobó lo que ya se sospechaba; el millonario negocio priista opera de manera ilegal, y al permitirlo Oscar Almaraz es cómplice de ello. Así de simple.

El problema es que a estas alturas a nadie le extraña que las autoridades municipales actúen al margen de la ley.  

Almaraz ha convertido al Ayuntamiento de Victoria en una cueva de ladrones y a la ciudadanía en sus víctimas y rehenes. 

Y mientras tanto, el alcalde hace como que la virgen le habla. Discada para las colonias marginadas y a celebrar el día del padre. 

Es lo único que sabe hacer: ante una crisis, reparte comida. 
Alguna relación habrá con sus negocios de alimentos. Eso o el edil imagina a Victoria y a su gente como unos muertos de hambre que con un lonche los calla y les compra sus votos y voluntades.

Ahí tiene el gravísimo problema de falta de agua en la ciudad. Muchas selfies y videos para las redes sociales pero nada de líquido para las colonias de la ciudad.

Y lo peor es que mientras se dedicaron 30 millones de pesos para pintar cordones de banqueta o tapar baches que se volverán a abrir en una semana, el Ayuntamiento de Victoria no tiene recursos destinados para combatir la falta de agua en la ciudad. 

Ante tanta incompetencia, los propios priistas le deberían pedir su renuncia. Los tricolores ya comprobaron en las pasadas elecciones que los errores se pagan y el alcalde de Victoria es el más grave y visible de ellos. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) En su última aparición pública como parte de su gira de impunidad, el ex gobernador prófugo de la justicia Eugenio Hernández Flores, estuvo presente en la boda del hijo de Fernando Cano celebrada en Zacatecas hace 15 días. Su asistencia al compromiso social fue para recordar el pacto de silencio entre sus socios y prestanombres, al menos con los que todavía no son requeridos por las autoridades americanas a declarar.