AMLO se la recordó a Eugenio

 

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El miércoles 11 de noviembre en su mañanera, López Obrador recordó el fraude electoral de 2006, en el que participó el entonces gobernador Eugenio Hernández Flores. 

No solo lo recordó, sino que hasta reprodujo la famosa llamada entre Eugenio y Pedro Cerisola, donde el secretario le agradeció al tamaulipeco el apoyo en las urnas a Felipe Calderón.  

“Todo esto por los jóvenes… para refrescar la memoria” “Se quiere borrar el pasado y eso no se puede” justificó AMLO ante las cámaras y micrófonos. 

La verdad es que eso no fue una simple clase de historia. La denuncia contra el ex gobernador tamaulipeco, quien continúa preso y en espera de su extradición, forma parte de la estrategia electoral de López Obrador para las elecciones de 2021. 

Lo mismo ocurre con la denuncia de la Fiscalía General de la República contra Enrique Peña Nieto por cometer traición a la patria, cohecho y fraude electoral.

Así como la solicitud del encarcelamiento contra Luis Videgaray, ex Secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores en el sexenio de Peña. 

Todas ventiladas en la misma semana. 

Y es que AMLO teme a una alianza electoral entre el PAN, PRI y PRD, que le pueda hacer frente a MORENA el próximo año.

Pero lejos de negociar, el Presidente y líder moral del Movimiento de Regeneración Nacional, ha optado por la amenaza y el ultimátum contra los priistas, para obligarlos a respaldar a su partido en contra del PAN, su principal opositor. 

El problema de López Obrador, como lo decíamos ya la semana pasada, es que ya no existe un solo PRI.

En Tamaulipas, por ejemplo, está claro que AMLO no busca hacer alianza con el PRI de Eugenio. El rencor del Presidente es muy grande como para soltar al ex gobernador tamaulipeco, el recordatorio de la grabación no deja lugar a dudas. 

En todo caso, la presión contra el priismo tamaulipeco recae en Baltazar Hinojosa, su último candidato a la gubernatura.

Baltazar no fue capaz de unir al priismo con su candidatura hace 4 años, por lo que hoy se antoja como un intento imposible. 

El asunto es que Baltazar está identificado como operador de Luis Videgaray, la mano derecha de EPN, quien ya está en la mira de la Cuarta Transformación.

Sin olvidar, por supuesto, que el matamorense cerró el sexenio anterior como Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, y no se distinguió precisamente por su honestidad y transparencia en el denominado “Año de Hidalgo”. 

La gran incógnita en todo caso es saber lo que hará Edgar Melhem, amigo de Baltazar y dirigente estatal del PRI. 

Buscar una alianza con el PAN, ceder a las presiones de PRIMOR, o competir en solitario parecen ser sus opciones. 

El pragmatismo es la única congruencia política que conocen los priistas, que hoy están acorralados en Tamaulipas, por lo que la decisión no es fácil. 

Existe una cuarta opción: que desde el CEN priista decidan la suerte de lo que ocurra con el priismo tamaulipeco sin tomar en cuenta a la dirigencia estatal. 

El riesgo de esto es que los grupos locales se sientan desplazados y decidan ignorar la disciplina de su partido, algo que ya está ocurriendo en varios municipios. 

El PRI ya es tercera fuerza política en Tamaulipas. Una derrota más en las urnas terminaría por extinguirlo.

Porque por más que presuman las victorias en Hidalgo o Coahuila, el panorama de los tricolores tamaulipecos no es el mismo. 

Y eso es lo que estará en juego el próximo año: su sobrevivencia. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) Si todavía le queda alguna duda de la ofensiva de AMLO contra el PRI, ahí tiene las declaraciones de Emilio Zebadúa a la Fiscalía General de la República. 

El ex oficial mayor de Sedesol y Sedatu aseguró que los recursos que desvió el gobierno de Peña Nieto a través de la Cruzada Nacional contra el Hambre, fueron utilizados para actos de campaña del PRI.

Manita de puerco.