Escasez inédita de cerveza eleva su precio

Este fin de semana y como nunca había ocurrido en tiempos de paz, al menos 25 entidades reportaban escasez de cerveza lo mismo en grandes cadenas comerciales como pequeños expendios.
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El tarro cervecero mexicano se vacía rápidamente. La imposición de ley seca de facto en varios estados y municipios del país ya genera una escasez inédita a nivel nacional, detonando un mercado negro en el que han perdido los mexicanos y ganado los especuladores: al agotarse las reservas y existencias de cerveza, hay quienes llegan a comercializar un six-pack en un 300 por ciento más.

No sólo eso: en la frontera norte, como en los tiempos de la Prohibición estadounidense, pero al revés, hay visos de contrabando y paquetes de chela de Estados Unidos -en donde la producción no se ha detenido- ingresan sin pagar impuestos y se cotizan en mil pesos en Tijuana, mientras que al sur ya hay "corredores" de alcohol en conflicto con la ley. En Tabasco, policías estatales "aseguraron" este domingo un cargamento de 85 cartones de cerveza y detuvieron a quienes pretendían "traficarlos".

Los "traficantes" fueron remitidos ante un juzgado cívico y las cervezas destruidas con un bulldozer.

Este fin de semana y como nunca había ocurrido en tiempos de paz, al menos 25 entidades reportaban escasez de cerveza lo mismo en grandes cadenas comerciales como pequeños expendios. Sin tomar en cuenta las pérdidas millonarias en exportaciones, entre los grandes mercados nacionales afectados se encuentran la Ciudad de México, en donde ya impera una ley seca de facto en una decena de alcaldías, así como Monterrey y Guadalajara, además de la parte más poblada del Estado de México. Se trata de millones de consumidores sin acceso a un producto que quizá no es esencial, pero es de consumo casi cotidiano.

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De la frontera al Bajío hasta el sureste, los estados y municipios han aplicado por su propia cuenta una u otra variante de la ley seca, desde limitar los horarios de venta hasta prohibir por completo su comercialización. El principal golpe, empero, ha sido la limitación a la producción. Los stocks de bebida en buena parte del país ya se acercan a cero.

Pero con la escasez no solo queda mal parado el consumidor. Al secarse las ventas de cerveza, el gobierno federal pierde a su principal fuente de ingresos por Impuesto Especial a Producción y Servicio (IEPS), en momentos en que requiere de más recursos que nunca para afrontar la crisis sanitaria. Tan sólo en el 2019, este impuesto a la cheve le generó casi mil millones de pesos a las arcas federales, más que combustibles fósiles, telecomunicaciones, juegos y sorteos y bebidas alcohólicas en conjunto.

Mientras la federación ve como una de sus gallinas de oro se vuelve abstemia, hay quienes ganan a manos llenas. Como si se tratara de un producto clandestino similar a la mariguana o la cocaína, en varias entidades han aparecido dealers de cerveza que, a través de redes sociales, ofrecen el producto para llevarlo a domicilio, con un sobrecosto que va hasta el 300 por ciento "por el riesgo".