Subsidio no, expropiación

Se tardó mucho el Secretario de Movilidad estatal, Hernán Villarreal en decir en una conferencia udemita que si no alcanzan las tarifas del transporte para cubrir los costos de operación de la administración en la que el conferenciante funge (¿o finge) como jerarca del ramo, el Gobierno samuelista no descarta la posibilidad de subsidiar el servicio.

Hablaba todavía del tema cuando los empresarios, todavía propietarios o concesionarios o permisionarios del sistema, brincaron hasta el cielo y gritaron ¡Hosanna! para decir jubilosamente que ya no hay que esperar y que el patrocinio gubernamental debe empezar este mismo mes.

¿Pos que esperaba Hernán? ¿A qué se opusieran? Eso ni locos. Bueno, locos quizá, pero no tontos, que no lo son. Se hacen, pero no tienen estos calvos ni un pelo de tontos y sí de vivillos.

Sí es subsidio de lo que quieren su limosna. Saben que si se esperan tantito o se pone el tema a discusión, alguien, Samuel vgr., marcaría un enérgico y alarmado pa' tras los filders, dejándolos con un palmo de narices.

La ideota del Secretario hundiría para siempre la dichosa movilidad en el pasado carcelario del ex Gobernador Rodríguez Calderón. Sería un suicidio, uno más en la fila de funcionarios reventados por hablar de más y sin saber lo que dicen.

El mismo Secretario teorizó que así lo hacen en otros países. ¿En cuáles? Ilústrenos, don Hernán. Pero lo que no dijo el secre fue que en esos otros países las empresas, permisos o concesiones bajo quiebra, incompetencia o fracaso natural, son expropiados o cancelados -sin indemnización por el equipo arrebatado a los irresponsables movilizadores de carga... no de seres humanos.

Entonces, que se subsidie el transporte y que su administración se entregue a funcionarios honrados, cuya cabeza quede permanentemente bajo la amenaza de la guillotina (moral, aunque la física sea más efectiva).

Subsidio, sí, pero destinado al usuario obligado del espantoso sistema de transporte urbano que padecemos los nuevos y viejos nuevoleoneses, con lo que eventualmente se beneficia al sistema productivo y a la economía en general.

Y que se ejecute ya la draconiana medida, a ver si los desvergonzados que hoy aplauden y apresuran el subsidio siguen pensando lo mismo cuando ya este mes, como ellos mismos lo demandan, sus empresas sean afectadas y expropiadas sin apelación o indemnización posibles.