Menos competitivos

"El real potencial de la electricidad radica no sólo en proporcionar servicios, sino en estimular el desarrollo económico de largo plazo".

Christopher Flavin
 
 
El peor daño de la contrarreforma eléctrica del Presidente López Obrador será la pérdida de competitividad de la economía nacional. Muchas empresas se han asentado en México porque han tenido acceso a una electricidad de precio razonable y buena calidad. No toman decisiones por razones ideológicas sino prácticas. Han contratado con proveedores privados, porque les han dado electricidad más barata.

El Presidente ha prometido que con su contrarreforma no van a subir las tarifas. La verdad es que México registra ya precios altos, en buena medida por el monopolio que conserva la Comisión Federal de Electricidad. Estamos un 30 por ciento arriba en costos de electricidad industrial que los países ricos, me dice un empresario.

La baja de los combustibles por la pandemia no se reflejó en México, como en otros países, en menores precios de electricidad. El Gobierno modificó la fórmula para mantener precios altos y no trasladar el ahorro a los usuarios.

El propósito era hacer un colchón para no subir las tarifas cuando se elevaran nuevamente los combustibles. Pero es una manipulación que genera distorsiones económicas. Los países con mercados de energía más liberalizados tienen usualmente precios más bajos.

Los clientes industriales en México han buscado contratos con productores privados porque su energía es mejor y más barata. Por eso el Gobierno quiere cambiar la ley. Sabe que la CFE no puede competir.

Se queja el Gobierno de que las empresas privadas reciben un subsidio. Dice que no pagan por la transmisión, pero es falso. No sólo pagan, sino que las tarifas las define la autoridad. Las empresas privadas cobran sólo un passthrough por la transmisión, es decir, trasladan el costo a sus clientes; y el margen de la CFE es bastante saludable, superior al 10 por ciento. El que a pesar de esto la empresa haya perdido 78 mil 919 millones de pesos en 2020 revela su grado de ineficiencia.

Esta ineficiencia está aumentando en lugar de disminuir. En el sexenio pasado, Enrique Ochoa, entonces director de la CFE, acordó con el sindicato una reducción importante en el pasivo laboral al aumentar la edad de retiro y el número de años trabajados para recibir una pensión. En 2020, sin embargo, Manuel Bartlett revirtió el acuerdo de un plumazo y redujo nuevamente la edad mínima y el número de años de trabajo para pensionarse.

Ahora los trabajadores de la CFE pueden jubilarse una vez más a los 55 años después de 25 años de servicio, mientras que las mujeres no tienen límite de edad después de trabajar 25 años. El resultado es un enorme incremento del pasivo laboral, cuyo costo tendrán que pagar los usuarios o los contribuyentes. Lo curioso es que las empresas privadas pagan más a sus trabajadores, pero tienen menores costos laborales.

Muchas industrias que compiten en los mercados internacionales no podrán absorber el alza de costos que supone la contrarreforma. Por otra parte, como la CFE no tiene recursos suficientes para invertir en nuevas plantas de generación, o siquiera para modernizar la red de transmisión que tiene en monopolio, la oferta de electricidad se volverá insuficiente y veremos cada vez más apagones. Para la industria mexicana será un golpe mortal.

La contrarreforma no sólo afectará a los consumidores domésticos y a los contribuyentes, que tendremos que pagar mayores subsidios. También reducirá la competitividad de la economía mexicana. Si el plan es aumentar la pobreza, vamos por buen camino.