LOS PASOS DE LÓPEZ
Jorge Ibargüengoitia fue uno de los grandes escritores mexicanos. El uso continuo del humor y su atención a temas cotidianos lo han mantenido alejado del Panteón nacional. No tanto como a Luis Spota, pero se le ha menospreciado. Ibargüengoitia escribió ficciones asociadas a las epopeyas nacionales que serían de inmensa utilidad en las escuelas. Es el caso de Los pasos de López, Los relámpagos de agosto (acerca de la Revolución), e incluso de Instrucciones para vivir en México, una recopilación de artículos muy útiles para entender al país que le tocó vivir.
Los pasos de López es su versión, ficticia, del inicio de la Independencia. El narrador es un joven militar que se traslada a Cañada, que en la geografía inventada por Ibargüengoitia (cuya ciudad más conocida es Cuévano) corresponde a Querétaro. En el camino conoce a Periñón, un cura de pueblo que tuvo posibilidades de mejor futuro, pero las fue perdiendo gracias a su afición al juego, y a otras actividades demasiado terrenales. Al llegar a Cañada, Matías Chandón, el narrador, es llevado a la casa del Corregidor, y poco a poco se va incorporando en el grupo que se reúne en la tertulia. En ese espacio se cantaba, se escenifican obras y se conspiraba contra la corona. Cuando Matías se incorpora, los tertulianos trabajan en alguna versión del Fígaro, en la que este personaje se llama López y es encarnado por Periñón.
La novela narra los desaguisados del grupo de tertulianos/conspiradores, que son personajes de carne y hueso, a diferencia del bronce de los libros de texto. Además, con abundancia del humor que caracteriza a Ibargüengoitia. El levantamiento previsto para el 4 de octubre tiene que ocurrir tres semanas antes, y en lugar de iniciar en Cañada, es Periñón el que llama al levantamiento en su parroquia de Ajetreo (Dolores). Viene luego el enfrentamiento en Cuévano, las matanzas, el avance a la ciudad de México, las dudas desde el cerro de los Tostones (de las Cruces), y luego el final de la aventura, aunque la reunión entre Periñón y Atanasio permite la esperanza en el cura que desde el sur mantendrá viva la llama por algunos años.
Periñón (Hidalgo, López) es el personaje central desde la primera hasta la última página. Sin embargo, siempre es enigmático. Nunca hay claridad ni en su comportamiento (el juego, las sobrinas) ni en sus decisiones. Hidalgo (López, Periñón) es el actor con rapidez de pensamiento y audacia, pero sin visión de largo plazo ni entendimiento de las artes militares o, para el caso, de la logística.
López (Periñón, Hidalgo) empieza a perder la razón desde el levantamiento de Ajetreo. Se define como el jefe del levantamiento, nombra y destituye a su antojo, provoca matanzas innecesarias lo mismo que deja pasar multitud de malos actos a su alrededor. Ataca cuando hay ejército en contra, retrocede cuando la plaza está libre, regala el dinero que acaban de asegurar, no sabe a dónde va, y por eso su levantamiento termina en seis meses. Fue un fracaso total.
Por eso creo que sería muy útil que los niños y jóvenes leyeran este libro, de menos de 200 páginas, lleno de humor y de chismes que dan espacio de sobra para que el maestro discuta con ellos, ahí sí usando referencias académicas. La Corregidora de Ibargüengoitia, y Periñón mismo, son mucho más interesantes que las estampitas.
Esto permitiría que las próximas generaciones puedan comprender mejor a López, este audaz pero incapaz líder, este personaje que promete una transformación que no tiene idea de cómo será, ni en qué dirección debe seguirse. Transformación que en muy pocos meses logra convertir en una de las grandes tragedias de la historia nacional. Sería realmente útil.