¿Hacia dónde?

1 El primer gran ciclo de reformas electorales iniciado en 1977 provenía de una enorme falta de legitimidad del régimen. Este ciclo que legalizó fundamentalmente a la izquierda partidista, vía el registro del Partido Comunista Mexicano (PCM), alimentó a la vez el despegue de triunfos electorales del Partido Acción Nacional (PAN).

La pluralidad legislativa y la redistribución de poderes locales que disminuyeron el poder del partido hegemónico (PRI) fueron el saldo más importante de esas reformas que sin embargo no eliminaron aspectos esenciales del fraude electoral.

Tras las victorias opositoras de 1997 y la oposición vigorosa del cardenismo y del panismo, el ciclo reformador se cerró con la ciudadanización del IFE y la autonomía de los órganos electorales, fundamental en la alternancia del poder presidencial en el 2000.

2.- El segundo ciclo ocurre a partir de la crisis de 2006 al partidizarse los órganos electorales y convertirse en arietes de facciones junto con la consolidación del dominio de la política por parte del duopolio televisivo.

La política pasó por la televisión. Surgieron los videoescándalos y se encumbraron los candidatos fabricados en estrategias de promoción televisiva.

Lo central de la reforma electoral de 2007 fue eliminar el sistema de compra-venta de tiempos de radio y televisión con intenciones político-electorales y formalmente impidió la intervención de entes privados en este tipo de campaña. En 2014 surge el INE para homologar procesos federales y locales.

Estos cambios coincidieron con la irrupción de redes sociales convertidas a la postre en zonas que los políticos pretendieron ocupar para reproducir el esquema de la promoción del anterior modelo.

Sin embargo, a diferencia de la comunicación unidireccional de los medios electrónicos, en las redes sociales hay una participación de los electores, de ciudadanos que manifiestan abiertamente su preferencia, simpatías y antipatías.

Pero si bien el vehículo fue distinto lo que no cambió fue el tono y modo de difundir.

La propaganda negra que tenía un funcionamiento esencial retomó bríos en las redes sociales, donde los políticos optaron por acentuar la mentira y el intento de manipulación.

En ambos modelos de comunicación político electoral, la del dominio del duopolio o la del sometimiento a los intentos de manipulación en redes, fueron atropelladas las instituciones electorales.

3.- ¿Un tercer ciclo de reformas electorales? Las elecciones siguen siendo caras, sí. La discusión es cómo utilizar menor dinero público -sin facilitar el ingreso del privado- y que no afecte la calidad de la participación ciudadana.

¿Tiene que ver con la disminución del mantenimiento de aparatos burocráticos-electorales? Sí, sin duda. Pero no solo eso.

La calidad democrática hoy tiene que ver con procesos creíbles, ágiles, confiables. ¿Resultará más barato para ello el voto electrónico? ¿Ayudará la segunda vuelta electoral a redefinir la competencia democrática? ¿Pueden alinearse consultas ciudadanas a los procesos electorales formales?