¿Final?

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La más reciente encuesta de opinión le da a Donald Trump una desaprobación del 51% frente a un apoyo del 43.3%, según el sitio FiveThirty-Eight. La elección presidencial está a solo 6 meses de distancia y los demócratas definieron a Joe Biden como su candidato presidencial relativamente rápido y sin mayores divisiones. La respuesta de Trump al Covid-19 lo ha hecho más vulnerable electoralmente y hay quienes incluso ven posibilidad de que los demócratas tomen no solo el control de la Casa Blanca, sino además que retengan la Cámara de Representantes y hasta dominen el Senado. ¿Estamos realmente en la antesala del final del show de Trump?

Los números parecen indicar que Trump se tambalea en las encuestas y que los estadounidenses no confían en él ante la actual emergencia. ¿Y cómo no? Trump se pasó enero diciendo que el nuevo coronavirus era el "nuevo engaño", que "estaba todo bajo control" y que "un día iba a desaparecer milagrosamente". El Presidente continuó minimizando el riesgo en febrero, después empezó a recomendar curas milagros y recientemente llegó a la irresponsabilidad de sugerir que inyectarse productos desinfectantes podría ser una cura. Los servicios telefónicos de urgencias recibieron llamadas de gente preguntando si era cierto y en ciudades como Nueva York se registraron al menos 30 casos de personas que se intoxicaron con productos desinfectantes, según el New York Times.

Hoy Estados Unidos tiene el mayor número de casos de Covid-19 en el mundo y el mayor número de muertes. De hecho, a nivel global EU concentra poco más del 30% de los casos y aunque sea difícil comparar, ya que cada país mide como quiere, todos subregistran y el número de pruebas es insuficiente en todos lados, lo cierto es que casi 70 mil muertes y más de 1.1 millones de casos registrados son pésimas noticias para los estadounidenses y también para la reelección de Trump.

Si a la crisis de salud le agregamos que la economía estadounidense caerá entre un 5.9 y un 7% este 2020 y que más de 32 millones de empleos se han perdido debido a la pandemia y a que varios economistas y expertos en salud advierten que el plan de reactivación económica de Trump no solo es insuficiente, sino además es peligroso, todo apuntaría a que los factores están en la mesa para un regreso de los demócratas en noviembre próximo. Sin embargo, la política electoral estadounidense cada vez es menos predecible.

Es prematuro cantar la derrota de Trump. De entrada porque aún no sabemos cómo se realizarán las elecciones en noviembre. Si para entonces ya se habrán superado las medidas de distanciamiento social o si una segunda ola de contagios se presenta en EU y eso desincentiva la participación electoral. Hay quienes ya están hablando sobre la posibilidad de votación a distancia, electrónica o mediante correo postal, pero esto eleva los costos y prácticamente parece imposible una votación electrónica. ¿A quién beneficiaría una baja participación electoral? La respuesta es depende del estado, depende de qué tan apretadas estén las encuestas y de qué tan organizados estén de uno y de otro lado.

Estados Unidos vive en un reality show desde 2016. La llegada de Trump a la Presidencia fue tan sorpresiva como espectacular. Nadie esperaba su triunfo. La madrugada del 9 de noviembre, varios caminamos estupefactos del Javits Center, el cuartel de Hillary Clinton, a nuestros hoteles, preguntándonos ¿qué diablos pasó? Trump había logrado lo que parecía imposible. Desde entonces, Trump gobierna dividiendo y polarizando. Hoy recurre a acusar a China de hacer fabricado el virus, despertando la xenofobia y el nativismo que lo llevaron a La Casa Blanca. Aún falta por ver si veremos el final de su show o solo un cierre de la primera temporada.