Falló el plan, se contagió el presidente

 

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Era inevitable, este domingo López Obrador anunció que dio positivo a Covid-19.

Inevitable porque además de su intensa actividad, sus giras y mañaneras, y sus reuniones diarias con los miembros del gabinete, AMLO no practicó las medidas de prevención: el uso de cubrebocas y respetar la sana distancia. 

Afortunadamente tiene a su disposición un gran equipo de médicos y todos los recursos del país para recibir la mejor atención médica, incluso del extranjero. 

A nadie conviene la ausencia del Presidente, porque eso plantea un escenario de crisis aún mayor al que vive actualmente el país. 

Por eso siempre se insistió en que se cuidara, pero él vio al tapabocas como un instrumento de censura y no de prevención. Vio la suspensión de sus giras como una atadura a su gobierno y no como medida de sana distancia para la población. Ganó el egoísmo sobre el bienestar nacional. 

Ojalá que AMLO sea, como dice López-Gatell, una fuerza moral y no de contagio, porque este fin de semana, en giras por Nuevo León y San Luis Potosí, el Presidente expuso a una gran cantidad de personas al virus, incluidos a los gobernadores de ambos estados y hasta a la candidata de MORENA a la gubernatura de Nuevo León, Clara Luz Flores. 

El contagio de López Obrador fue el cierre de una semana llena de malas noticias en relación con la pandemia. 

Primero, renunció la directora del plan nacional de vacunación, Miriam Veras. A esto le siguió el anuncio de la suspensión de envíos de la vacuna de Pfizer, y después la cancelación de las ‘brigadas de vacunación’ por un supuesto cambio en la estrategia. El contagio de AMLO fue el broche de oro a las malas noticias. 

A estas alturas no hay ninguna duda, el Gobierno Federal no tiene la menor idea de como enfrentar la pandemia. 

Si los números de contagios (1 millón, 763 mil 219 oficiales) y defunciones (149 mil 614 oficiales) no eran lo suficientemente claros, lo ocurrido en los últimos siete días no dejan ninguna duda. 

Ojo, que esto no fue hace 10 meses, cuando no se sabía nada de la enfermedad. Estamos hablando de hace una semana. Lo más triste de todo es que las autoridades no han aprendido nada en estos 300 días de lidiar con la enfermedad. 

La estrategia nacional de vacunación contra el Covid-19 ha sido un rotundo fracaso, por eso López Obrador ha tenido que salir a pedir ayuda a los gobiernos estatales y la iniciativa privada.

Por supuesto que lo ha hecho a su manera: autorizando que los gobiernos locales y el sector privado pueda comprar las dosis. Se acuerda que hace menos de un mes decía que eso era imposible. 

El asunto es que la autorización es un trampa mediática, por la sencilla razón de que no existen vacunas. No existen porque la producción está a tope y las dosis ya están vendidas a otros países. 

Si hoy cualquier país, estado o empresa quiere comprarle vacunas a Pfizer, tendrá que esperar hasta el verano del año entrante para recibirlas.

Por eso la Alianza Federalista le respondió a AMLO: “le tomamos la palabra… pero sin crear falsas expectativas”. 

Porque es verdad que además de Pfizer hay otras opciones. 

Astra-Oxford es un ejemplo, la sustancia activa para su producción ya se encuentra en México, pero por lo menos se necesitarán 8 semanas más para tenerlas disponibles, serán pocas cantidades y también irán a otros países. 

Las vacunas Sputnik V (rusa) y CanSino (china) también son otras alternativas. 

El problema es que ninguna de las dos ha completado la fase 3 de estudio, y sin esta fase 3 es imposible que reciban la autorización para que se comercialicen, pues no se sabe qué efectos puedan tener en las personas. 

En el mejor escenario, se espera que la Sputnik sea autorizada hasta mayo. Lo que no quiere decir que su producción esté garantizada. 

CanSino, por su parte, fue probada entre los soldados y militares chinos con buenos resultados, pero en su fase 2 demostró que es poco efectiva para personas mayores de 55 años. 

Al 22 de enero, el Sector Salud reportó que se han aplicado 594 mil 725 dosis en México, lo que representa un 3 por ciento de la población nacional. Y no hay que olvidar que este programa de vacunación arrancó el 24 de diciembre pasado. 

En un mes se vacunó solo al 3 por ciento de la población, si el ritmo de vacunación fuera constante, se necesitarían 2 años 9 meses para que todos los mexicanos estuviéramos vacunados.

Pero la suspensión de las brigadas de vacunación y la escasez de las dosis han dejado claro que se necesitarán más de 35 meses para controlar la pandemia en el país. 

Otra muestra de que el Gobierno de México no sabe lo que está haciendo es que su esquema de vacunación, el que dividió por grupos de edad, dando prioridad a personal de salud y adultos mayores, fue copiado a otros países. El error no está ahí, el problema es que no lo entienden. 

Este plan enfocado a la población vulnerable sirve para disminuir la mortalidad pero no para disminuir el contagio. Si se quisiera disminuir el contagio se vacunaría a la población económicamente activa, la que tiene que salir todos los días a trabajar y que está en contacto con más personas. 

De nuevo, el plan para proteger al personal de salud y los adultos mayores es el que tiene mayor sentido, pero eso no significa que el resto de las medidas se tengan que dejar a un lado. El contagio de AMLO es la mejor prueba de ello. 

Por el contrario, las medidas de prevención se tienen que reforzar, especialmente si la vacuna tardará en llegar por lo menos un año, en el mejor escenario, al grueso de la población. 

Hasta el momento el Presidente no ha informado cuál será la nueva estrategia de vacunación, después de haber perdido un mes con la primera.

Lo que sí sabemos es que no podemos esperar soluciones mágicas ni inmediatas. Y mucho menos en un año electoral. 

Estados Unidos, potencia mundial y productor de la vacuna, espera una disminución de casos para finales del verano, y una vuelta a la normalidad en otoño. 

Inglaterra, potencia mundial y productor de la vacuna, espera volver a la normalidad en enero de 2022. 

En México por lo menos tomará dos años más, hasta el 2023, y eso si no ocurre nada peor en el camino. 

Pues eso. 

Es bueno saberlo: 1) El PAN y el PRI continuaron con los registros de sus precandidatos en Tamaulipas. No hubo sorpresas, en ambos organismos las cosas ya están planchadas. 

En el PAN están todos los que son y en el PRI está claro que no quieren ganar.

Las verdaderas sorpresas vendrán con lo que haga Morena, empezando con la llegada del delegado. 

2) Hay quienes no creen en el contagio de AMLO. Los incrédulos alegan que el Presidente utilizará los 15 días de aislamiento para tomar decisiones electorales de su partido. Empezando por la designación de diputados federales y hasta las candidaturas a las gubernaturas pendientes. 

Los tiempos cuadran, y como dirían los clásicos: peores cosas se han visto