Evitar el rebrote

Ven la tempestad del contagio y no se hincan.

Tienen el vendaval de fallecimientos frente a sus narices y pareciera que han descubierto el antídoto contra la kriptonita del coronavirus.

Es inverosímil que cuando atravesamos la etapa más crítica de la pandemia, la gente relaje las medidas de seguridad.

Como quitarse el cubre boca al salir a la calle.

Me imagino que portan una imagen del Corazón de Jesús o del fraile dominico San Martín de Porres, que los cuida como al Presidente LÓPEZ OBRADOR.

Una persignada y el cruz, cruz que se vaya el COVID y que venga Jesús.

Tal vez están confundidos por las contradicciones vespertinas diseminadas por el Subsecretario JOSEPH GOEBBELS, perdón LÓPEZ GATTEL.

Puede que su verborrea los tenga cautivos y consuman la teoría de la curva aplanada, que solo existe en el universo paralelo del epidemiólogo.

O han bajado la guardia siguiendo la terquedad presidencial, de no usar el cubre boca, a diferencia del Gobernador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, que siempre lo trae puesto.

Será melón o será sandía, lo cierto es que México tiene ya 105,680 casos confirmados y suma 12,545 defunciones, escalando velozmente el Everest del ranking mundial.

Hace diez días teníamos 71,105 casos confirmados y 7,633 defunciones.

No entiendo para que buscarle tres pies al gato siendo cuadrúpedo.

Leo la encuesta de MITOFSKY sobre el miedo de las y los mexicanos a morir por causa del coronavirus y viene en descenso.

Alcanzó su pico el 24 de mayo con 67.4% y para finales del mes pasado ya rondaba el 62.3%.

Leo también el reporte de CAMPAIGN AND ELECTIONS, en donde el 80% dice tener miedo de que un familiar muera por el COVID-19.

Estamos regresamos a la nueva normalidad en el momento más álgido de los contagios y las defunciones, de acuerdo a los datos de LÓPEZ GATTEL.

Son momentos de extremar precauciones para evitar el rebrote y no tirar por la borda el esfuerzo del primer confinamiento, que tantos empleos e ingresos familiares está costando.

En Tamaulipas el 87% dice tener mucho miedo de contraer el COVID-19 y al 91% le aterra morir por este virus.

Yo tengo otros datos, diría el clásico tabasqueño.

Una mirada a las calles me dice lo contrario: pareciera que no le tienen pavor o de plano me ha tocado ver solo a quienes minimizan a la pandemia.

Resulta que ayer por la tarde tuve que salir en mi vehículo y esto fue lo que presencie durante el trayecto por los ocho carriles del ocho.

Dos jóvenes trotan por la banqueta con su vestimenta deportiva y en sentido contrario a un matrimonio empujan la carriola con su bebé.

Una señora cruzando la avenida, un motociclista sin casco dando la vuelta y un hombre que se ejercita a paso veloz.

Más adelante, dos señoras caminan platicando tranquilamente, mientras en la entrada a una tienda de autoservicio un taxista chainea su vehículo.

Con sus playeras fosforescentes pedalean tres ciclistas y una pareja camina por la banqueta cargando las bolsas del mandado.

TODOS SIN EL CUBRE BOCA.

Le digo que ven la tempestad de la pandemia y no se hincan.

No está demás una estrategia de comunicación gubernamental, que refuerce con mayor énfasis la exigencia de cuidarse y cuidar a los demás.

Hace unos días un retén por la calle Berriozábal detuvo a un buen amigo para revisar el uso del cubre boca dentro del vehículo.

Ni tardo ni perezoso les hizo una atinada sugerencia.

Que los operativos COVID-19 hagan presencia en los tianguis y lugares por donde transita la gente, para recordarles que el regreso a la nueva normalidad debe marchar escoltada por las medidas de seguridad.

Y decirles que la confianza mató al gato.

Pero que el tigre de la pandemia anda suelto y cobrando vidas ferozmente.

Insistirles en que no es momento de bajar la guardia.

Que debemos jalar parejo para evitar un mortífero rebrote.

Decirles que si se cuidan también cuidan a los demás.

¿O acaso no capiscan que México tiene una de las 5 tasas de letalidad más potentes del planeta?