Desastre en puerta

Durante décadas, la economía de varios municipios de la zona centro del Estado ha dependido de la actividad citrícola.

Cada año se producen alrededor de 500 mil toneladas de naranja que abastecen gran parte del mercado nacional.

De la derrama económica que genera la citricultura subsisten miles de familias, principalmente en Padilla, Guemez, Victoria y Llera.

Sin embargo, desde hace aproximadamente dos años, una letal enfermedad amenaza las casi 45 mil hectáreas de cítricos que generan ese medio millón de toneladas de fruta al año.

Científicamente la plaga es conocida como Huanglongbing, pero los productores la llaman “Dragón Amarillo”. Una vez que ataca un árbol lo mata porque no hay cura.

En México, la enfermedad ya tiene presencia en casi todos los Estados citrícolas. Tamaulipas está incluido.

Bajo ese escenario, la única forma de salvar las huertas, y con ello salvar la fuente de subsistencia de miles de familias, es haciendo trabajos preventivos para disminuir la presencia del vector.

Pero hay un gran problema: a partir de este año el Gobierno federal tuvo la ocurrencia de eliminar el subsidio que se destinaba para atacar la mortal plaga.

El argumento para tomar esa decisión fue que, los productores tienen la capacidad económica necesaria para que con sus propios recursos activen una estrategia que permita, primero disminuir la presencia de los llamados sílidos infectivos, y segundo que identifique con oportunidad los árboles infectados para proceder a su destrucción.

Bajo ese pretexto, la federación redujo este año en 25 por ciento el presupuesto para la sanidad vegetal en Tamaulipas. En vez de los 100 millones que autorizó el año pasado, en 2019 sólo aprobó 75 millones de pesos.

En esos 25 millones de pesos que no llegarán al Estado van incluidos los recursos que se usaban para atacar al “Dragón Amarillo”.

Con esa decisión lo único que el Gobierno federal está haciendo es sentenciando a muerte a la citricultura de Tamaulipas y del país, porque la medida de reducción del presupuesto para la sanidad vegetal fue a nivel nacional.

En ese entendido no exagero si le digo que a la vuelta de pocos años, la citricultura tamaulipeca podría desaparecer. La enfermedad del Huanglongbing ya ha dado muestras de su letalidad.

Me pregunto: ¿sabrán los genios de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el impacto económico que tendría un desastre citrícola en entidades como la nuestra? No creo que lo sepan. Si así fuera no hubieran tomado la decisión estúpida de abandonar económicamente el combate a las plagas.

Veremos qué dicen cuando el desastre se consume.

 

EL RESTO

 

No comprendo ese afán urgente, de los candidatos, de proclamarse ganadores de los supuestos debates.

Me da la impresión de que ellos creen que al decirse triunfadores ya tienen asegurada la curul que buscan. Lo cual, por supuesto, es un absurdo.

Es muy necesario hacerles entender que, a ese tipo de ejercicios de intercambio de propuestas, no se va a competir. Se va a exponer sus planteamientos o ideas para resolver la problemática que aqueja a sus Distritos.

La idea es que el ciudadano los escuche y analice lo que dicen, para que en función de ello decida a quien le dará su voto.

En todo caso, será el dos de junio, en las urnas, cuando se sepa quien ganó. No antes.

 

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com