Bloqueos y taxistas

"El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo".

José Martí
 
Es falso que un Gobierno de izquierda deba abstenerse de evitar los bloqueos de vías de comunicación y los actos de vandalismo.

Después de las movilizaciones que llevó a cabo un grupo de taxistas de la Ciudad de México, que buscaban hacer el mayor daño posible a los ciudadanos, no pude evitar recordar la manera en que Lázaro Cárdenas Batel reaccionó, cuando era Gobernador de Michoacán, ante una movilización de taxistas que pretendieron bloquear el 29 de enero de 2003 el centro histórico de Morelia.

El Gobernador y su Secretario de Gobierno, Leonel Godoy, no dudaron y mandaron a un grupo de granaderos con toletes, gases lacrimógenos, caretas y escudos a levantar los bloqueos. El contingente estaba encabezado por el Subsecretario de Seguridad Pública estatal, Gabriel Mendoza Jiménez.

Cuando los líderes de los taxistas pidieron dialogar, él respondió: "Nosotros no negociamos en la calle... La ciudadanía no tiene por qué sufrir este tipo de conductas... Manifestarse es manifestar su voluntad políticamente; es decir, marchar, gritar consignas. Pero interrumpir el derecho de terceros al libre paso, no".

Un Gobierno de izquierda, presumiblemente, se pondría del lado de los ciudadanos cuando un grupo de poder busca extorsionar a la sociedad para sacar beneficios especiales.

La decisión de permitir todo bloqueo y todo acto de vandalismo puede ser conveniente desde un punto de vista político, ya que un operativo con la fuerza pública siempre puede salir mal y poner en riesgo el puesto público de quien lo ordene. Éste es un riesgo, sin embargo, que debe correr con valentía quien decida asumir un cargo de responsabilidad pública.

La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México declaró el domingo previo que no entendía por qué los taxistas realizaron estas movilizaciones porque ya había una "mesa de negociación".

Los líderes de los taxistas, sin embargo, no quieren negociaciones: quieren un Gobierno que los obedezca y prohíba el transporte contratado a través de aplicaciones.

Los líderes de los taxistas podrán hacer tanto daño como quieran a los ciudadanos, pero la verdad es que les será muy difícil, si no imposible, detener el avance de la tecnología. Es como si los conductores de carruajes de caballos hubieran realizado bloqueos para impedir la adopción de los vehículos de combustión interna.

De hecho, las movilizaciones que hemos visto, si acaso, fortalecen la posición de muchos usuarios y choferes de que el triunfo de las aplicaciones es inevitable. Sí, también los conductores. Los líderes no representan realmente los intereses de los taxistas, quienes se inclinan de manera creciente por afiliarse a alguna de las plataformas digitales.

Miles de personas no pudieron llegar a trabajar o a sus escuelas. A muchos se les descontó el día de trabajo. Los líderes cumplieron su amenaza de volver la vida de los capitalinos una pesadilla. Un Gobierno que se niegue actuar en estos casos no es de izquierda. Es conservador o cobarde.

Quizá la Jefa de Gobierno debiera buscar el consejo de Cárdenas Batel. No debe ser difícil. El ex Gobernador michoacano es actualmente jefe de Asesores del Presidente.

No sería descabellado que Claudia Sheinbaum lo pidiera prestado a López Obrador para que la aconsejara sobre el uso legítimo de la fuerza pública. Y ¿por qué no? Quizá podrían contratar a Gabriel Mendoza Jiménez, el que declaró que "la ciudadanía no tiene por qué sufrir este tipo de conducta", para que encabece los operativos en defensa de los ciudadanos.