AGUA

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En 1960, Juan Rulfo escribió el guión de la película "El Despojo", que en doce minutos resume el drama del campo mexicano. Las tierras comunales han sido arrebatadas y entregadas a la explotación, beneficiando a unos pocos y empobreciendo y enfermando a las comunidades.

Abundan los ejemplos. Desde 1985, investigadores alertaron acerca de los niveles de plomo en la sangre que padecían miles de niños en la colonia Luis Echeverría, de Coahuila, a causa de la contaminación provocada por la metalúrgica Met Mex Peñoles.

La Jornada y El Siglo de Torreón informaron puntualmente al respecto. Las consecuencias de ese agravio perduran sin que se haya sancionado a los envenenadores.

Hace poco, la transnacional Constellation Brands pretendió utilizar la exigua agua de Mexicali para producir cerveza en pleno desierto. Este despropósito pudo ser frenado, pero el despojo y la devastación de la naturaleza continúan en muchos lugares del País.

La espléndida serie "El Tema", disponible en YouTube y conducida por la lingüista mixe Yásnaya Elena A. Gil y el actor Gael García Bernal, dedicó su primer episodio al más amenazado de los elementos: el agua.

Dicho programa se concentra en un Estado fronterizo, Chihuahua. Los tratados firmados por México y Estados Unidos para repartir los caudales del Río Bravo y el Río Colorado se remontan a 1944 y ya son obsoletos; es muy poco lo que llega al País. Pero el principal problema deriva del suministro. El agua de las presas se ha privatizado.

Ejidatarios y ambientalistas protestaron por este abuso y fueron sometidos por la Guardia Nacional en febrero de 2020. Dos meses después, el Diario Oficial de la Federación publicó un decreto que convertía la utilidad derivada del agua en asunto de seguridad nacional. Podría pensarse que se ponía freno a los particulares; en realidad, se militarizaba la solución. ¿Es concebible que un Gobierno que se pretende de izquierda actúe de ese modo?

Lo mismo ocurre en otras regiones. La página caminoalandar.org publica este lacerante informe: "México es el primer país consumidor de agua embotellada en el mundo. De acuerdo con datos del INEGI, tres de cada cuatro hogares compran agua en garrafón o embotellada. Según datos de Euromonitor, tres empresas trasnacionales concentran el 80% del mercado del agua embotellada en nuestro país: Coca-Cola (Ciel), Danone (Bonafont) y PepsiCo (E-pura). El precio al que estas empresas venden el agua embotellada llega a superar 400 veces su valor (https://bit.ly/36krIDy). Todo lo anterior ocurre a pesar de que el acceso al agua es un derecho humano fundamental, y que en el artículo 115 constitucional se garantiza el acceso al agua potable por medio de los municipios. En este contexto, vale recordar la Ley General de Aguas, iniciativa ciudadana que se encuentra congelada en el Congreso de la Unión.

"La empresa Bonafont, propiedad de Danone, se estableció hace 30 años en el municipio Juan C. Bonilla, Puebla, en la comunidad de San Mateo Cuanalá. La empresa Bonafont extraía un millón 640 mil litros de agua cada día, vendiéndolos en 3.28 millones de pesos diarios. La extracción del agua llevó al creciente agotamiento de los mantos freáticos, afectando a 20 pueblos nahuas de la región. En 2021 apareció en un terreno de Santa María Zacatepec, población del mismo municipio, un socavón de 130 metros de diámetro y 50 metros de profundidad. De acuerdo con estudios realizados por especialistas del Instituto Politécnico Nacional, la sobreexplotación del agua en la región es una de las principales causas".

El 22 de marzo de 2021, Día Internacional del Agua, los pobladores de San Mateo cerraron la planta de Bonafont. En solo 11 meses el agua regresó a las comunidades; sin embargo, el 15 de febrero la Guardia Nacional desalojó a quienes habían ocupado las instalaciones, respaldando a una empresa que destruye la naturaleza en provecho propio.

En un planeta al borde del ecocidio, la defensa de los recursos naturales nos compete a todos. En su "Oda a la vida", Pablo Neruda escribe: "Oh, vida, copa clara, de pronto te llenas de agua sucia... y muchos creen que ese color de infierno guardarás para siempre. No es cierto".

Las mercancías esenciales del futuro serán los datos personales y el agua. ¿Nos convertiremos en un producto que disputa por otro?

Repitamos con el poeta: "No es cierto".