El arte de subastar cobijas y cobertores

Desde Tlaxcala, de la compañía Providencia, para el resto del país surten los nómadas empleados. Van de ciudad en ciudad ofertando el producto con su clásico lenguaje: "lleva una, le pongo otra”. Aprenden a vivir a bordo de camiones; abandonan por temporadas a su familia para asegurarles una mejor vida. Nada de productos chinos, "puro mexicano".
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Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Si pensaba que ser vendedor de cobijas  de la Feria era fácil, se equivoca porque  además  de vivir lejos de la familia la mayor parte de  vida, se necesita habilidad para hacer las subastas y tener ese estilo de voz  tan peculiar que adereza a todas las expo, incluso en Ciudad Victoria.



Es media mañana y en el puesto de "Barajas", los vendedores ya andan alertas. Doblan cobijas, descargan camiones. Preparan sus voces para una subasta de emergencia.



Si sienten la voz rasposa hay que recurrir a la miel,  o a un trago de tequila (dicen medio en broma, medio en serio)  porque de la voz depende la venta y en consecuencia el sueldo que también es proporcional a la habilidad para persuadir al cliente.



UN NEGOCIO QUE EMPEZÓ CON 30 PESOS



Don J. Santos Barajas Camacho es el dueño del negocio desde hace 40 años, el que encabeza el grupo de nómadas vendedores que van a todas las ferias del país, la mayor parte de su vida la ha pasado trabajando, incluso conoció a la que hoy es su esposa en ese lapso de días de descanso que permite pasar de un lugar a otro a trabajar.



"Yo aprendí de mi Padre, que vendía artesanías. A los 16 años inicié mi propio negocio que fue de enseres tradicionales, y más tarde de cobijas. Hay toda una historia atrás de nosotros, porque empezamos con una inversión de 30 pesos, en aquellos tiempos en que el dinero valía más que hoy".



Ahora Don J. Santos, tiene su grupo de empleados que realizan la subasta y hasta una cocinera que atiende a todo el grupo de vendedores.



"Somos como los húngaros, traemos todo lo necesario, porque aquÍ vivimos a bordo de los camiones, en los patios de las ferias, en las tiendas, aunque tenemos casa en algún lugar, sólo estamos por espacio de 15 días y luego hay que trabajar,  no puede faltar la cocinera que nos prepara los alimentos, es la vida que uno eligió".



Mientras Juan Montiel Esquivel arma dos paquetes de cobijas, y  subasta un cobertor, dos cobijas, una sobrecama y una almohada por 700, por 600 y al final por 500 pesos, el dueño de la empresa Barajas señala:



"Los empleados ya me llegaron entrenados para las subastas, porque son muchachos que aprendieron de sus Padres en Tlaxcala, todos pasaron la prueba que se hace a diario, pero los tiempos han cambiado mucho. Por la situación económica, las ventas son difíciles, antes se vendía más, recuerdo cuando la Feria estaba en la zona de Tamatán, es que ahora no todas las personas que entran a la feria compran cobijas".



El cobertor que subasta Don J Barajas es el original que se produce en Tlaxcala, el otrora San Marcos hecho en Aguascalientes, pero que compró la firma Providencia de Tlaxcala.



Y es que si en México las cosas se hacen muy bien, para qué andar importando cobijas de China, es el pensamiento de don J. Santos.



"El cobertor de moda es el aterciopelado con decoración atractiva, ese cuesta 600 pesos, pero ya en la subasta se lo pueden llevar a 500 pesos, además de los regalos, pero también seguimos con el cobertor tradicional, nuestros productos pueden durar más de tres años, si se usan a diario, pero mucho más cuando en lugares como Victoria se usan los dos meses de frío".



EN TLAXCALA EL SALARIO MINIMO ES DE 67 PESOS,

PERO SE PUEDEN GANAR HASTA 120



Ricardo, uno de los empleados tlaxcaltecas del puesto Barajas, lleva una carga de cobijas cuando habla sobre sus experiencias en la Caravana Barajas, el puesto de Don J. Santos.



"Nuestro sueldo depende de lo que se venda durante la subasta, si nosotros a la hora de vocear, nos esmeramos y convencemos a más personas, venderemos más, si a nuestro Patrón le gusta la forma en la que hablamos, hasta nos pagará algo extra como reconocimiento a nuestro trabajo ".



Y es que según Ricardo, en las Ferias del pueblo se puede ganar más dinero que en Tlaxcala, a pesar que ahí están las fábricas de cobijas, sólo se puede aspirar a 100 pesos diarios, que no alcanzan para mantener una familia.



"Yo no terminé la preparatoria, porque ya quería ganar dinero. De mi Papá aprendí el oficio, allá no hay mucho de donde escoger, todos se dedican a las cobijas y a la artesanía. Lo que gano lo mando a mi familia, y así tengan una vida mejor.  Es un sacrificio estar lejos, pero luego tenemos vacaciones de 15 días para convivir con los nuestros".



Así es la vida de los vendedores de cobijas, si usted piensa ir a las subastas, vaya a la de "Barajas", y presuma que ya fue a la feria.