Fea manía

Algunos dicen que es “cuestión cultural” y otros lo llaman “valemadrismo”. El asunto es de que los mexicanos tenemos la fea manía, o la costumbre si prefiere usted, de que sólo nos preocupamos de los problemas sociales cuando ocurre una desgracia.

Mientras no haya sangre de por medio el problema ahí puede estar y ni quien se interese o proteste.



Así sucede con el Centro de Ejecución de Sanciones (Cedes), de Victoria. Desde hace muchos años es una realidad la urgencia de sacarlo de la ciudad por el grave peligro que representa para miles de personas que habitan, trabajan o estudian, en sus alrededores.



Si la memoria no me falla, el viejo Penal de Tamatán lleva más de 20 años convertido en una “bomba de tiempo”, la cual ya se ha activado varias ocasiones con saldo trágico.



Ha sido escenario de innumerables fugas,  amotinamientos y riñas con muchos reos muertos y heridos, pero pese a ello, ni el Gobierno se ha ocupado por concretar el traslado del reclusorio a otra zona, ni nosotros los victorenses hemos sido lo suficientemente enérgicos para exigirle que lo haga.



Todo ello sucede, le insisto, porque tenemos la mala costumbre de que sólo nos preocupamos o nos ponemos enérgicos cuando el asunto termina en sangre.



Es una especie de círculo vicioso porque tan pronto y se “enfría” el impacto social de, por ejemplo, un motín, nos olvidamos del tema.



El ejemplo más reciente ocurrió con la fuga de 29 reos a través de un túnel de 40 metros de largo y cinco metros de profundidad, ocurrida el pasado 23 de marzo.



A la mayoría de los victorenses y tamaulipecos nos escandalizó una evasión al estilo “Chapo Guzmán”, y más nos “irritamos” cuando días después ocurrieron amotinamientos con saldo de tres reos muertos y varios heridos.



Por esos hechos le “tupimos” duro en las redes sociales al Gobierno del Estado. Le exigimos resultados inmediatos y lo acusamos de negligente.



Sin embargo,  al paso de los días, nos olvidamos del asunto, hasta este martes en que ocurrió una nueva riña en la que un reo resultó muerto y cuatro más heridos.



Con prontitud reactivamos el círculo vicioso en el que nos ponemos exigentes como ciudadanos para con la autoridad, a quien, no le pedimos, le exigimos resultados inmediatos.



Lamentablemente, como le decía, esta faceta de ciudadanos reclamadores, apenas nos durará unas cuantas horas o días.



Por todo ello, ya va siendo tiempo de que asumamos como sociedad un papel más responsable. Si queremos tener Gobiernos eficientes seamos entonces ciudadanos eficientes.



¿Cómo serlo? Denunciando lo malo que suceda o veamos en nuestro entorno, pero también vigilando que la autoridad cumpla con su obligación de dar resultados.



Por lo pronto, lo invito a que no quitemos el dedo del renglón en la exigencia de que el viejo Penal de Victoria sea reubicado. Eso es algo que ya no puede esperar más.



ASÍ ANDAN LAS COSAS



roger_rogelio@hotmail.com