Licencia para matar

Entre los diputados locales, sobre todo los panistas, comienza a madurar la idea de ampliar el alcance de legítima defensa como causa de justificación en la comisión de un delito, principalmente el homicidio.
Para entender mejor lo que buscarían los legisladores, habría primero que conocer lo que significa legítima defensa. Abundan las definiciones, pero una de ellas podría ser aquella que la conceptualiza como “la circunstancia que exime de culpabilidad en ciertos delitos, por considerar que la defensa es necesaria para impedir o repeler una agresión injusta”.
El artículo 32 del Código Penal de Tamaulipas, señala que:  “se presumirá que concurren los requisitos de la legítima defensa, salvo prueba en contrario, respecto de aquél que cause un daño a quien a través de la violencia, del escalamiento o por cualquier otro medio, trate de penetrar, sin derecho, a su hogar, al de su familia, a sus dependencias o a los de cualquier persona que tenga el mismo deber de defender o al sitio donde se encuentren bienes propios o ajenos respecto de los que tenga la misma obligación; o bien, lo encuentre en alguno de aquellos lugares en circunstancias tales que revelen la posibilidad de una agresión”.
Es entonces, la legítima defensa una causa que excluye del delito y de responsabilidad a quien lo comete. 
Pues bien, frente a la grave amenaza que representa para prácticamente toda la sociedad el cada vez más creciente nivel de delincuencia, algunos sectores como el del empresariado han incrementado la exigencia de que el Estado les otorgue alternativas propias para defenderse de la inseguridad pública.
Una de ellas sería ampliando los alcances de la legítima defensa y permitiéndoles la portación de arma. Algo muy parecido a lo que ya hizo Nuevo León recientemente.
En palabras llanas, lo que los empresarios y en particular los comerciantes están pidiendo es que la ley les faculte para matar a quien intente asaltarlos o robarlos. Una especie de licencia para matar. Un amplio sector ciudadano también pide lo mismo.
En lo personal creo que es entendible la demanda de quienes pugnan por la reforma al Código Penal. La delincuencia está desbordada y se ha generado la percepción de que los Gobiernos no pueden por sí mismos con el problema, por lo que pareciera que la mejor alternativa sería defendernos nosotros mismos.
Sin embargo, el Estado y particularmente los legisladores tendrán que ser cuidadosos si la decisión es dar ese paso de ampliar el alcance de la legítima defensa.
Y es que si se facilita demasiado al ciudadano el uso de esa causa de justificación, podríamos allanar el camino para que cada quien se haga justicia por mano propia, lo cual definitivamente agravaría más el problema de inseguridad pública porque se alentaría más violencia.
A ello habría que sumarle que ampliar la legítima defensa de ningún modo solucionaría el problema de fondo, que es la inseguridad pública. Para detener la violencia delincuencial se requieren de políticas públicas más integrales, que además de tarea de inteligencia, patrullaje y detenciones lleve aparejada verdaderos programas de prevención del delito.
A la par, los Gobiernos deben atacar genuinamente los rezagos en desempleo y pobreza porque son la fuente principal de la delincuencia.
Es cierto, los Gobiernos han sido bastante ineficientes para contener la oleada criminal que nos agobia, pero creo que no por eso podemos comenzar a tomar la justicia por cuenta propia. Insisto: una decisión en ese sentido complicaría más el problema delincuencial que se intenta atenuar.
Esperemos entonces que los diputados se asesoren bien antes de tomar una decisión.

EL RESTO

El dato que reveló este martes el Inegi, es preocupante. Dice el instituto que Tamaulipas es el Estado del país que menos policías tiene. Apenas 82.7 por cada 100 mil habitantes.
Y es preocupante porque ya sabemos que el Estado es también uno de los más golpeados por la delincuencia.
Frente a ello, resolver el reclutamiento policial debe o debería ser prioridad local. ¿Cómo? No sé. Pero hay que encontrarle salida.

ASÍ ANDAN LAS COSAS
roger_rogelio@hotmail.com