Después del "apocalipsis nuclear"... unas cheves

Científicos demuestran que la cerveza no se envenena por la radiación nuclear.
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Ahora, cuando te pregunten por qué compras cerveza cada que vas al supermercado tendrás una respuesta contundente: “Si hay un ataque nuclear y sobrevivo podría beberlas sin mayor problema”.



En 1955 el ejército de Estados Unidos llevó a cabo un proyecto denominado “Operation Teabot”, que buscaba investigar los efectos de la detonación de bombas nucleares. Derivado de esta serie de experimentos se investigaron los efectos de la radiación en diferentes bebidas comerciales envasadas.



Para 1957 se detonaron dos bombas nucleares en el Desierto de Nevada. Colocaron cajas con refrescos, distintas bebidas y cervezas a diferentes distancias de las explosiones y revisaron si eran potables (aptas para consumo humano) después de las pruebas.



Como publicó el Business Insider, incluso aquellas cervezas que colocaron a 400 metros de distancia del radio de explosión, contaban con cantidades mínimas de radiación, y eran aptas para consumo humano.



Aunque en condiciones “normales” no sería recomendable consumir estas bebidas, en caso de emergencia podría hacerse.



Las latas protegieron estas bebidas alcohólicas, y las únicas que cambiaron su sabor de forma desagradable (fueron probadas por los científicos), eran aquellas que se encontraban más cerca.



Ahora lo sabemos, si nos encontramos en un apocalipsis nuclear, la cerveza será opción para saciar nuestra sed de forma “segura”.



¡Amonos por una guamas!