Los hijos de la diputada

Los hijos de la diputada resultaron dos fichitas, delincuentes drogadictos buenos para nada. Un verdadero dolor de cabeza para la familia.



Hasta la fecha el poder familiar había servido para alejarlos de los castigos de la ley, pero sobre todo para alejarlos de trabajar.



Y sin oficio ni beneficio, su única obligación es la fiesta. Porque pedirles que se hagan responsables de su familia es casi como esperar un milagro, sobre todo cuando la mayor parte del tiempo la pasan en centro de rehabilitación, esos centros exclusivos para miembros de la farándula y políticos famosos, donde la discreción es más valorada que la efectividad del tratamiento.



Desde que los corrieron de La Salle cuando aún eran menores de edad ya tenían pinta de criminales.



Más de una vez fueron detenidos rumbo a la frontera conduciendo en estado inconveniente. Pero entonces una simple llamada telefónica los sacaba del apuro. Hoy es diferente.



Atrás quedaron las noches cuando salían a correr desnudos por el 16 durante la madrugada y sin control de sus cinco sentidos.



La escena la atestiguaron varias veces sus amigos de parranda, quienes eran los encargados de llevarlos con bien a su casa.



En el hogar no había castigo, pues su padre predicaba con el ejemplo, lo mismo que sus tíos, quienes los iniciaron en el vicio.



El Club Campestre servía como patio de juegos para sus excesos, aunque los socios finalmente se cansaron; una cosa es consumir drogas para “entrar en ambiente”, pero la otra es andarla vendiendo y ofreciendo dentro del club, se quejaron.



Aficionados a las peleas, siempre cargan con una escuadra para amedrentar, porque la prepotencia no es suficiente. Eso y su pareja de guaruras. De Monterrey, los presumen, después de que el estado les quitó a los Ministeriales que tenían asignados.

En el fraccionamiento privado donde viven ya no los soportan.



Y es que los angelitos acostumbran a entrar a los hogares vecinos y destruir lo que encuentran a su paso. Porque saben que al final, su mamá, la diputada, saldrá al rescate, presumiendo sus lazos de sangre y la amenaza de arreglar el asunto por las malas.



Este fin de semana repitieron la escena. El problema es que los señoritos hicieron sus destrozos en el fraccionamiento donde vive un alto mando de Seguridad.



Las cámaras instaladas en la zona de acceso identificaron sus vehículos. La cámara de la caseta el rostro de sus ocupantes.



Veremos ahora si el peso de sus apellidos o el fuero de su madre les ayuda para salir del embrollo en el que se metieron.



En un tiempo en el que el horno no está para bollos, especialmente si tienes cancelada tu visa o las propiedades en el otro lado se encuentran embargadas.



Aunque siempre quedará Cancún, o el Estado de México para tener un lugar a donde huir si es que la justicia no cae de su lado.



Porque como están las cosas, pensar en Italia o tan siquiera Guatemala está estrictamente prohibido.



Pues eso.