¿El PRI está vivo?

¿Podrán los priistas ponerse de acuerdo para encontrar a un líder nato que los lleve a recuperarse del mayúsculo descalabro del cinco de junio del 2016? ¿Dejarán las cúpulas nacionales que sean los tricolores tamaulipecos quienes elijan a su dirigente o desde allá se los impondrán? ¿Hay en el escenario estatal alguien con el perfil que requiere el PRI en su dirigencia?

Esas y otras interrogantes flotan hacia dentro y fuera del PRI. Conocer las respuestas es imposible, sobre todo porque en estos momentos el partido parece estar sumamente fraccionado en varios o muchos grupos y cada uno impulsa a su propio prospecto para la dirigencia.

Pero desde el punto de vista del escribidor le diré que, como dicen los expertos, todo es posible con voluntad. Es decir, si hay voluntad de quienes  manejan el partido a nivel nacional, los priistas tamaulipecos serán capaces de encontrar a un auténtico líder que los lleve a recuperarse de la paliza electoral del cinco de junio.

Dicho de otra forma, si el Comité Ejecutivo Nacional se limita a ser vigilante del desarrollo del proceso y deja que sean los tamaulipecos los que decidan quién será su nuevo dirigente, seguramente el priismo local quedará fortalecido para enfrentar el proceso electoral del 2018, sobre todo en la disputa por las alcaldías, en lo que será el estreno de la reelección.

A contrario sensu, si el CEN priista opta por el dedazo, dejará claro que no aprendieron nada de lo que les sucedió el pasado cinco de junio del 2016.

Ahora que, aunque entre quienes han levantado la mano hay muchos que no ganarían una elección interna ni entre sus amigos, es innegable que el PRI tiene varios perfiles que podrían ser capaces de revivir al partido.

No citaré nombres para evitar aquello de que hay favoritismos o de que existe línea para respaldar alguna candidatura en particular. La verdad es de que he dejado constancia de que soy apolítico desde siempre. No creo en los partidos políticos, por lo que en cada elección mi voto es siempre para el que considero el mejor candidato, sin importar a qué instituto político pertenezca.

Abordo el tema simplemente porque,  sin duda, siempre será mejor para nosotros, como ciudadanos, tener partidos competitivos, que sean capaces de convertirse en una buena alternativa para quienes si cree en ellos. Lo peor que podría ocurrirnos  es que el partido en el poder no tuviera competencia en las urnas.

Un partido sin competencia corre el riesgo de caer en una zona de confort en la que se dedique a todo, menos a hacer un buen papel en el Gobierno. Eso le sucedió precisamente al PRI en sus 86 años que se mantuvo en el poder. Como no se veía en riesgo de perder, hizo lo que quiso.

Por eso el interés en saber si el PRI tamaulipeco es capaz de levantarse o de plano está muerto. Eso lo veremos el 26 de agosto, cuando se defina al nuevo jerarca tricolor.

EL RESTO

Dice Francisco Chavira Martínez que buscará postularse para la Presidencia de la República en el 2018. Solamente declinará, si Carlos Slim se postula para el cargo.

Efectivamente, coincido con usted, esa declaración es de risa loca, de carcajada. Por eso los mexicanos no creemos en la política. Por personajes como Chavira nadie nos quita de la cabeza que las elecciones son un show cirquero.

Tal vez por eso poco menos de la mitad de los ciudadanos no acude a votar.

ASÍ ANDAN LAS COSAS

roger_rogelio@hotmail.com