Capital de rancho... 

Ciudad Victoria, la capital de Tamaulipas, estuvo de plácemes la semana pasada. El 6 de octubre cumplió 265 años de fundada. Las autoridades municipales y estatales organizaron un agasajo grande para festejar el hecho.



Lamentablemente hubo mucha fiesta, actos públicos para recordar a los fundadores y hasta una megacabalgata con miles de jinetes recorriendo la urbe, pero ¡los regalos escasearon!

Así ha sido siempre, los festejos de Ciudad Victoria son iguales: carentes de regalos. Y cuando le hablo de regalos lo hago, desde luego, metafóricamente. Qué bueno que cada año las autoridades inauguraran una obra que fuera embelleciendo a nuestra Ciudad, como una especie de regalo de cumpleaños. Pero no. Las autoridades municipales, las estatales y las federales, llegan con las manos vacías.



Mientras que la mayor parte de las capitales estatales en el país son grandes urbes, súper desarrolladas económicamente, la nuestra sigue sumida en el atraso, convertida en un auténtico rancho. Por esa razón seguimos sin quitarnos de encima el apodo de “Vicky Ranch”.



De poco o nada le ha servido a Ciudad Victoria ser el asiento de los poderes estatales. Cualquiera supondría que esa situación sería ventajosa frente al resto de las ciudades tamaulipecas, pero no, la Capital sigue siendo la misma de hace muchos, muchísimos años.



Es verdad, su rostro o fisonomía ha cambiado un poco pero ha sido por la inversión de la iniciativa privada. Nuevos hoteles y la llegada de franquicias internacionales han colaborado a darle una “maquillada” al rostro capitalino. Pero en lo general sigue siendo la misma.



Ojalá y que para el próximo cumpleaños las cosas cambien. Esperemos que los Gobiernos se decidan a perderle el amor a una buena parte de sus presupuestos para hacerle una buena cirugía a la Capital.



No puede uno explicarse cómo siendo Tamaulipas uno de los estados del país más ricos en recursos naturales y uno de los que mayores recursos federales recibe, no haya logrado transformarse. La capital es precisamente el referente de ese atraso.



Dicen que las comparaciones nunca son buenas, pero resulta inevitable voltear hacia Capitales como Guadalajara, Querétaro, Monterrey, Saltillo, e incluso San Luis Potosí.

Si usted alguna vez las ha visitado sabrá de qué le hablo.



Es cierto, me dirá usted que el desarrollo industrial y comercial han jugado un papel importante en la transformación de esas urbes, pero el detalle es que ni siquiera eso hemos podido hacer en Ciudad Victoria.



Ha faltado interés e inteligencia para atraer a los inversionistas, que junto con los Gobiernos son los que transforman una ciudad.



Le insisto, ojalá y que pronto podamos quitarnos de encima eso de que nuestra “casa” es un rancho.



ASÍ ANDAN LAS COSAS



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