Mazazo en la Cabeza

La competencia política siempre ha sido sucia. Así es su naturaleza. Para escalar los peldaños del poder se necesita ser “gandalla”, agresivo. En ella no caben los que le apuestan al juego limpio en la competencia.



Y en ese juego del ataque malintencionado, del manipuleo, le entran los políticos en lo individual, pero también en lo general a través de sus partidos políticos e incluso por medio de sus gobiernos.



Ese juego sucio es la principal arma para derrotar fuera de las urnas al contendiente. Con ese instrumento se destrozan prestigios y se truncan carreras.



Ese es el caso del Senador panista, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien hoy se despertó con un mazazo en la cabeza que le asestaron Reforma y El Norte, dos de los más influyentes periódicos del país.



De acuerdo con una información difundida por ambos diarios, la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, tiene el testimonio de Antonio Peña, un testigo protegido que asegura haber sido intermediario entre Cabeza de Vaca y el representante de un grupo de narcotraficantes, para que el panista recibiera 500 mil dólares que serían utilizados en su campaña a la alcaldía de Reynosa, que luego ganó.



La entrega del “narcopago” habría sido a gestión del entonces Gobernador, Tomás Yarringtón Ruvalcaba.



El periódico asegura que la información de Peña está asentada en una averiguación en manos de la PGR.



No sabemos si la información divulgada sea real. Sobre todo porque no es la primera vez que esos periódicos publican historias semejantes a la de Cabeza de Vaca y al final nada sucede.



Sin embargo, más allá de que la nota sea verdadera o falsa, es obvio que el trancazo deja tambaleante al aspirante a candidato del PAN a la gubernatura.



Si hiciéramos una analogía con una pelea de box, es como si Cabeza de Vaca hubiera recibido un golpe certero entre quijada y oreja, que lo dejó en la lona pero aún con fuerzas para levantarse y seguir peleando.



Seguramente el Senador seguirá adelante en su búsqueda de la candidatura a la gubernatura, pero el daño sufrido difícilmente se lo quitará.



Pero más allá de eso, lo que vale es resaltar lo que le decía al inicio: lo mugroso que son los políticos en la disputa del poder. Porque es obvio que la publicación tiene autoría política.

En vez de centrar su competencia en la conquista de la simpatía ciudadana, enfocan sus estrategias en encontrarle el punto débil al rival. Lo primero que hacen es investigar al de enfrente para luego tratar de desacreditarlo públicamente.



Déjeme y le confieso algo: Cabeza de Vaca no es santo de mi devoción. Nunca me ha caído bien. Lo traté mucho como diputado local y siempre he creído que es un tipo inteligente pero soberbio, prepotente y egocéntrico.



Es más, soy un convencido de que si fuera el candidato panista a la gubernatura no ganaría la elección.



Por ello quiero dejar claro que no es la intención del columnista defender al Senador. El único propósito es destacar lo tramposo y trompudos que son los políticos en la búsqueda del poder.



ASÍ ANDAN LAS COSA



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