Necedad millonaria

Los Gobiernos -sobre todo el federal y los estatales- han gastado carretadas de millones de pesos en combatir a la delincuencia organizada.



Con esos recursos se ha financiado la llamada estrategia de seguridad pública que incluye pago de sueldos a policías, militares y marinos, compra de vehículos, armas y todo lo que requiere una corporación policial para cumplir con su tarea.



Gracias a ello cientos o miles de delincuentes han sido detenidos o abatidos por las balas de la autoridad.



De ello podemos inferir o deducir que ese dinero ha sido bien gastado.

Sin embargo, a la distancia de cinco o seis años, que son los que lleva el país sumido en esta espiral de “narcoviolencia”, se percibe la sensación de que se ha avanzado muy poco en la recuperación de la tranquilidad en las calles.



¿Y sabe usted por qué? Porque los Gobiernos siguen necios en querer resolver el problema solamente a punta de bala. Piensan que entre más delincuentes maten o encarcelen más pronto van a recuperar el control de las ciudades.



Y no es así. No se requiere ser un experto en materia de seguridad pública para entender que por cada hombre que pierden los grupos delincuenciales hay diez o más dispuestos a contratarse.



Ese es, definitivamente, uno de los factores de la lentitud con que se obtienen resultados en el combate a la delincuencia.



Por eso es tiempo de que haya un replanteamiento de la estrategia de seguridad.

De hecho, ni siquiera se requerirían grandes cambios. Para lograr resultados más efectivos bastaría con que se combinara el tirar bala con acciones para “golpear” los bolsillos de los grupos delictivos.



Y es que a cualquiera, delincuente o no, el golpe que más duele es el que se le da en el bolsillo. Se lo admito: no estamos descubriendo el “hilo negro”, pero extrañamente la autoridad no ha querido hacer uso de ese mecanismo. ¿Razones? Vaya usted a saber.



Queda más que claro, sin embargo, que mientras los Gobiernos sigan en querer resolver el problema solamente a balazos, será tanto como estar tirando el dinero por un barril sin fondo.

Sí se requieren los balazos, desde luego, pero el arma más letal contra la delincuencia es la que hace blanco en la estructura financiera de los grupos delictivos.

¿A poco se necesita ser muy sabiondo para entenderlo?



EL RESTO



En el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Tamaulipas (ITAIT) tienen una piel hipersensible.



A meses de distancia han sido incapaces de sacudirse la molestia que les provoco una exhibida en este espacio, donde lo único que se les critico es que el organismo garante de la transparencia asumiera conductas de opacidad.

Ya le contaré a detalle la historia.



ASÍ ANDAN LAS COSAS



roger_rogelio@hotmail.com