Las lecciones del debate

El primer debate entre los candidatos a la gubernatura de Tamaulipas no defraudó.



Visto por muchos como un termómetro del estado en que se encuentran los candidatos y sus campañas, el debate del pasado sábado dejó muchas lecciones para los candidatos y partidos políticos.



En primera dejó claro que hay dos grupos de candidatos, los que acuden como comparsa y los que compiten en serio.



En el primer grupo están los candidatos del PT, Morena, Encuentro Social y el independiente Francisco Chavira.



En el segundo grupo están Gustavo Cárdenas, Jorge Valdez, Cabeza de Vaca y Baltazar Hinojosa.



La segunda lección que dejó el debate es que no hay encuesta maquillada que soporte el intercambio de ideas.



Caso concreto el de Cabeza de Vaca, quien presumía las encuestas que lo ubicaban como el primer lugar de las preferencias, sin embargo su estrategia estuvo muy alejada de ese escenario.



En lugar de cuidar su supuesta ventaja y mantener una figura institucional y confiable, se decidió a atacar desde su primera intervención. Y quien ataca no va en la delantera, el que ataca busca tumbar a quienes lo superan.



Lo que facilitó que el resto de sus contrincantes se le fuera a la yugular sin el mayor reparo, pues el propio Cabeza decidió abandonar su armadura que lo hubiera convertido en mártir, al lanzar las primeras acusaciones.



La tercera lección es que si atacas debes estar preparado para contraatacar porque tus contrincantes no se van a quedar cayados.



Algo que de nuevo no esperó el candidato del PAN, quien reconoció al final del debate que no estaba preparado. “El próximo debate aclararé el origen de mi fortuna”, alcanzó a decir… sin duda una explicación que llegará muy tarde, pues el daño ya está hecho.



Y lo mismo pasó con los señalamientos de sus antecedentes penales, o de su vinculación con el ex gobernador priista prófugo de la justicia, Eugenio Hernández. Incluso de sus relaciones con el crimen organizado.



Cabeza de Vaca no tuvo respuesta para ninguno de los señalamientos que le hicieron el resto de los candidatos.



La cuarta lección es que las siglas partidistas o independientes no ganarán la elección por sí solas, tienen que ir acompañadas de propuestas y de un programa de gobierno.



Los partidos chicos, entiéndase el PT, Morena y Encuentro Social, pedían el voto como si fuera una caridad. “Porque somos la alternativa de los grandes partidos”, pero nada más.



Lo mismo con Francisco Chavira, quien no se cansó de señalar que él era el único candidato independiente.



Eso no gana votos, la diferencia no solo es de colores, debe de ir acompañada de propuestas, y los partidos chicos lamentablemente lo único que tienen son ocurrencias.



Una quinta lección que se llevaron los candidatos es que además de presentar propuestas se tiene que decir cómo se van a llevar a cabo.



La gente no recuerda las propuestas que se realizaron, en primera porque fueron pocas, en segunda porque ningún candidato se molestó en explicar cómo las volvería realidad.



Y el tiempo no fue pretexto, porque no hubo un candidato que aprovechara al máximo el límite de tiempo estipulado en cada una de las rondas de participación.



Finalmente una sexta lección, fue que cada candidato o al menos los cuatro que sí compiten, saben por donde serán atacados en el próximo debate del 4 de mayo.



Sería una torpeza llegar de nueva cuenta sin hacer la tarea.



Los insultos, señalamientos, descalificaciones y acusaciones son parte del debate, al igual que las propuestas.



El candidato que quiera ser gobernador debe saber enfrentarlos y aclararlos ante la ciudadanía, quien tiene el derecho de conocer a sus candidatos antes de decidir su voto.



El tiempo se va haciendo menos y si este primer debate fue fundamental, el siguiente podría decidir el rumbo de la elección.



Pues eso.