'Celebró' su día en el puesto donde vende dulces

Con las ganancias ayuda a su hija enferma de tiroides. En los microbuses conocen muy bien a la señora que también ofrece en venta botellas de agua. Todos los días se instala frente al velatorio San José.
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Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Herlinda Sierra Juárez no festejó el día de las Madres: salió a trabajar en su puesto de dulces para ayudar a su hija enferma de la tiroides, enfermedad que la aqueja desde el nacimiento, hace más de 3O años.



Nunca se deja de ser madre y Herlinda le tocó esa historia de vida: Ser mamá de dos mujeres, una enferma y otra que está en la lejanía y que por su trabajo -dice en tono de comprensión- hace más de 15 años salió de la ciudad.



En el transporte público conocen muy bien a Herlinda que lleva veinte años a bordo de las unidades con su bolsa de dulces sin aceptar la ayuda de nadie para cargar la mercancía y la olla de hielo para las botellas de agua y refrescos que vende.



Es mediodía frente al velatorio San José, lugar que ella misma escogió para su vendimia sin que nadie hasta le fecha le diga nada.



"Yo escogí aquí, hace veinte años. Aún vivía mi marido que era taxista y yo ya andaba vendiendo para ayudar con el gasto y porque mi hija siempre ha necesitado ayuda por su enfermedad".



Pero la vida no es fácil para Herlinda, frente a sus ojos ve pasar los ramos de flores y los pasteles que llevan las personas a las madres en su día. Un momento de flaqueza y se repone de nuevo. Es una mujer con entereza a pesar de los 70 años de edad que cumplirá el 23 de agosto.



"A mi hija la de Reynosa yo la voy a visitar en lugar que ella a mí, también tengo a mi madrastra a la que quiero y aún veo, ella vive en el Distrito Federal".



Hace una semana que no llegaba ningún "difunto" al velatorio, situación que preocupaba a Herlinda, a veces la desdicha de unos es alegría de otros, pero Herlinda no le desea mal a nadie.



"Cuando vendo el agua y los dulces es cuando hay actividad, o cuando traen a alguien difunto a este velatorio, esa es la verdad, yo no puedo con todas las cosas, encargo la hielera en los negocios cercanos donde las personas ya me conocen".



Hace un tiempo la hija de Herlinda se dedicaba hacer mandados y lavar trastes en casas, pero el cansancio provocado por la afección de tiroides la ha vencido y la mayor parte del tiempo se queda en casa.



"Tengo que vestirla y comprar alimentos para las dos. Hace poco se casó con un señor ya grande, que es barrendero pero gana muy poquito por su edad ya grande, así que yo les tengo que ayudar, llevarla al médico, ir con ella a todas partes".



Con la ayuda que da el gobierno Federal a las personas mayores de 65 años, Herlinda sostiene su pequeño puesto de dulces, aguas y refrescos, pero su labor más loable es seguirse haciendo cargo de una hija enferma, sin tener responsabilidad, simplemente por amor de Madre.



Así la vida no es color de rosa para todas mamás, no todas tienen la bendición de los regalos o las flores.



Lo que necesita Herlinda es una estufa porque la que tiene está muy viejita, casi se le deshacen las hornillas.



Si alguien tiene la voluntad de ayudar a esta mamá con la estufa que necesita, Herlinda trabaja todos los días frente al velatorio San José.