Zapatero remendón, Don Víctor a sus 78 años

Lleva 64 años en el oficio "aquí seguiré hasta el día que me doble o ya no aguante". Son su oficio dio de comer y educó a 10 hijos. Su renovadora se ubica frente a las oficinas de la Policía Ministerial  
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Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Sus clientes son abogados, policías ministeriales, secretarias y vecinos de la Central de Autobuses y la colonia Tamaulipas, que con frecuencia necesitan de los servicios de un zapatero remendón.



De sus 78 años de vida, 64 los ha pasado Víctor Rodríguez Aguilar en la renovación de calzado, uno de los oficios más humildes pero necesarios para la comunidad.



"Empecé a trabajar a los 14 años en la renovadora de Don Chon Lerma del 5 Morelos, me pagan por comisión, el 40 por ciento de lo que hiciera", subraya Don Víctor que tiene un problema en el oído y hay que repetir las preguntas dos veces, pero ello no es obstáculo para que le ponga empeño a su trabajo.



Con el sencillo empleo de hacer costuras, suelas y tapas, dio de comer y educó a una familia de 10 hijos y aún le quedan ganas de trabajar porque todos los días abre su taller ubicado frente a las instalaciones de la policía Ministerial de Ciudad Victoria.



"Aquí en este lugar tengo 34 años, ya tengo mis clientes, abogados, policías ministeriales, amas de casa. Todos me aprecian, también me traen mis regalos que consisten en alguna comida o despensa, cien pesos... los clientes me agradecen los años que les he servido, me siento muy querido por las personas de este lugar".



Todos los días se traslada en el microbús desde su casa en la colonia Horacio Terán hasta el pequeño local. Es el primero en arribar a la unidad cuando dan las 6 de la mañana; el regreso es a las 3 de la tarde.



"Mi familia ya no quiere que venga, por mi edad, y me dicen que me quede a trabajar en casa, pero pienso en todos mis clientes, en el trabajo que tengo que entregar. Yo creo que aquí seguiré hasta el día que me doble o ya no aguante. Llevo 64 años trabajando y aún no me he cansado".



Don Víctor señala que hubo días de muchos sacrificios, que no todo es miel sobre hojuelas.



"Es un oficio de muchos sacrificios, no voy a decir que no batallé ni sufrí. Las fechas en que se graduaban mis hijos fueron las más duras, porque había que tener dinero para las ceremonias, pero todo se logró,  de mis hijos sólo el mayor aprendió el oficio de zapatero y trabaja en Monterrey".



Por la costura de unos tenis para hombre se cobran 70 pesos la mitad; y 100 si es la suela completa. Por cambiar la suela se pueden cobrar hasta 200 pesos dependiendo del material y por unas tapas se cobran 40 pesos.



"Lo más que se busca ahorita es coser los zapatos porque ahora sólo traen pegamento y se despegan apenas los compran. Aún se necesita el oficio de los zapateros, la gente busca el ahorro y el continuar usando zapatos que son de su gusto y sólo necesitan un pequeño arreglo de tapas".



A Don Víctor le gusta trabajar a la entrada de la puerta del local, porque puede ver el paso de las personas y de sus amigos, platicar un poco mientras pega un par de zapatos.



"Ahí tengo mi abanico para el calor, pero me gusta estar aquí para que me dé el aire de la calle. Además puedo oír mejor cuando vienen a buscarme, si me quedara en casa me cansaría más", dice mientras observa el paso de los coches y de los microbuses.



Con el número 2514 C, al lado de donde se arreglan electrodomésticos, está el local de Don Víctor que trabaja de 7 a 3 de lunes a sábado y los domingos de 9 a 11.