Ambulantes, formales y peatones pelean su espacio

La calle 7, del bulevar Praxedis Balboa hasta Hidalgo, el lugar donde el caos estalla. El diario vivir en el primer cuadro de la ciudad.
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- La calle 7, del bulevar a la de Hidalgo, es la más herida por la guerra que libra el comercio ambulante y su lucha por permanecer en un lugar a punto de morir por el olvido de quienes detentan el poder no sólo ahora sino de siempre.



El caos explota por todos lados, entre las calles desgastadas con hoyos y fugas de agua que no hay día que falten, entre el polvo y la basura, los coches que sortean a los niños y mujeres en busca de un lugar para vender.



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Pero lo más impresionante es la fila de carros de tacos que desde muy temprano comienzan con la venta. Es un ejército el que come sobre esas mesas casi a media calle, abajo de la banqueta, junto a los cilindros de gas que son el peligro innegable.



Y no es que cometen un delito los empleados que ahí se ganan la vida de manera honesta, no, el problema es la falta de revisiones por falta del departamento de salubridad porque puede observarse que ninguna de las cocineras tiene una malla cubriendo su pelo.



Y si no son los dueños, desde luego que no tienen responsabilidad:



"Nosotros sólo trabajamos aquí, tenemos necesidad, ya no encontramos trabajo a esta edad", dice una de las cocineras que prefiere cubrirse bajo el anonimato, por el miedo de las personas a perder su trabajo.



A las 8 de la mañana comienza la apertura de los carritos de tacos y gorditas, cada vendedor incluso los que ofertan frutas y aguas frescas tienen su propio depósito de basura que improvisan con cajas de madera y de cartón con un letrero que dice: tire aquí la basura.



Se han vuelto dueños de la calle porque pagan impuestos y el derecho de piso por 20 pesos, pero la zona está convertida en un polvorín que puede explotar en cualquier momento.



"Los de protección civil sí vienen de vez en cuando, a revisar los tanques de gas".



Pero la realidad habla de un peligro constante al estacionarse camionetas o coches en lugares no permitidos. Muchas veces personas se han caído en el lugar ante la falta de espacio para caminar.



"Los músicos también llegan a tocar a los puestos de tacos, se ponen en la banqueta y lo dejan pasar, por eso a uno ya no le gusta venir al centro es muy peligroso", dijo una transeúnte.



Sofía es vendedora de nopales, toda su vida ha sido comerciante, dice que aunque es un desorden esa calle, hay personas como ella que no saben vivir de otra actividad y los empleos que hay pagan muy poco.



"Ya no hay para surtir un gran puesto, sólo se vende lo que se puede. Cuando entren las nuevas autoridades tal vez nos quitarán de aquí, porque no tenemos permiso, hay mucha necesidad".



Juana María tiene el puesto más pequeño de la calle, unas bolsas de limones y una caja de nopales comprenden toda su inversión, vive peleando un lugar ante la mirada inquisidora de los inspectores que ha la han amenazado con demandarla hasta la Ciudad de México; aprovechan su ignorancia. Pero ella debe mantener a sus dos hijos pequeños y se rebela.



"Unos hombres me dijeron que el dueño de la tienda me va a demandar porque me pongo en la puerta, que mandará mi foto en el internet para que me corran, tengo que andar caminado para que no me corran de la calle y me escondo de los inspectores".



Un problema complejo el del comercio ambulante al que urge darle solución sin dañar a nadie, lo que se antoja difícil.



"Aquí se ganan 17O pesos vendiendo tacos y gorditas, más que el salario mínimo, y aunque es muy cansado estar hasta las cinco de la tarde y el riesgo de trabajar en la calle, todo eso se aguanta uno por la necesidad".



No hay depósitos para basura en este lugar, lo que ha despertado la conciencia de ambulantes y comercio formal de recoger la basura que se genere en sus espacios y esperar a que pase el camión recolector.