Logran trasplante de células madre

Paciente con cáncer podría haber curado después de la cirugía
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- “Luché mucho por este trasplante, bastante y pienso que todo se puede lograr porque hay muchos compañeros que tienen esta enfermedad y ellos piensan que ya no hay algo en esta vida, más que la muerte y no es así”, fueron las palabras de la señora Alma García Reyes de 43 años a quien recientemente fue sometida a un trasplante de células madre en el Hospital Regional de Alta Especialidad (HRAE) de Victoria.



En una breve entrevista, la señora Alma que portaba un cubre boca, dijo que tener cáncer de mieloma múltiple, además de su espalda y vértebras astilladas no es cualquier cosa, es una situación que uno tiene que luchar mucho para estar mejor y siempre estar positivo para poder enfrentarlo y vencerlo.



“Yo llegué a esta hospital hace cuatro años y ocho meses para ver qué me pasaba, nadie me había detectado qué tenía, hasta que llegué aquí me lo detectó gracias al doctor Óscar del Ángel que él en estos cuatro años y ocho meses ha estado conmigo siempre, nunca me ha soltado. Él y yo luchamos por este trasplante hasta que gracias a Dios logró hacerlo”, expresó con lágrimas en sus ojos.



Después que el procedimiento quirúrgico fue todo un éxito, el procedimiento para ser dada de alta llevará tiempo, cada semana durante tres meses estará siendo monitoreada para ver cómo responde su médula ósea.



Contenta por estar ya en su casa, “ya estoy en mi casa, el miércoles pasado me dieron de alta, no tuve complicaciones en mi trasplante, fue un éxito gracias a Dios, nada más estuve 17 días internada”, recordando que a lo largo de estos cuatro años y ocho meses su cáncer no estaba establecido, “por eso no me podían hacer mi trasplante, hasta que estuvo establecido”.



“Yo les aconsejo a todos porque hay mucha enfermedad de cáncer, sí se puede lograr, tocando puertas, yo lo tuve, pero gracias a Dios tuve el apoyo de mucha gente”.

Doña Alma es madre de tres hijos, un bebé de cinco años, uno de nueve años y su hija de 23, su esposo siempre la acompañó en este procedimiento al igual que sus hermanas y su mi madre que nunca la soltaron.



“Mucha gente piensa que me desanimo porque me veo así sin pelo, pero no, yo no siento nada de eso, ya pasé por esto y pienso que si Dios me pone otra prueba la voy a superar. Mi esposo trabaja de mantenimiento, mis compañeras y mi hija se van al tianguis a vender, siempre me he dedicado al comercio, vender ropa, mis compañeros me donan cosas, mucha gente me dona cosas, van y las dejan a la casa y mi hija sale a venderlas”, señalando que no hay por qué rendirse.