Vence obstáculos de la discapacidad visual

Empuja carritos de mandado afuera de tiendas de autoservicio y vive de las propinas. Quiere comprar un celular, porque el suyo se averió y ya no se puede comunicar con su hijo, quien vive en Río Bravo
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Hace 5 años que Guadalupe Guerrero perdió la vista debido a la elevada presión arterial que le reventó los nervios ópticos. Desde ese día aprendió a vencer los miedos y los obstáculos.



Apoyado en su bastón (una rama que encontró en el monte) y tentando las paredes de los negocios, Lupe llega hasta el mostrador de una telefónica y pregunta por el aparato más económico: quiere un celular pero sin chip, porque el chip ya lo tiene y no quiere perder la comunicación con su hijo.



"Mi hijo se fue al otro lado, pero está en Río Bravo, apenas tiene 18 años, pero ya se me ha ido para muchas partes. Tengo la preocupación de hablarle, yo lo he criado así como estoy que no veo, nunca le ha faltado la comida".



Lupe saca de entre sus ropas el viejo aparato celular que se descompuso, su única esperanza para hablar con su hijo. Asegura que no pasará de mañana para adquirirlo con las propinas que le da la gente afuera de las tiendas de autoservicio, donde ayuda a empujar los carritos de mandado.



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"Yo antes pintaba coches, le ayudaba a mi papá en su taller, pero el trabajo se ha acabado, aún puedo lijar un coche completo, lo que ya no puedo es pintarlo".



Nunca olvidará el 22 de mayo del 2011, llevaba días sufriendo una rara enfermedad.



“Yo estaba sano, hasta que un día empecé a vomitar todo lo que comía. Pasé muchos días así, el doctor me dijo que me había quedado sin defensas por la falta de alimentos. Ese día 22 de mayo me levanté y ya no pude ver nada, duré 10 días sin ver. El doctor me dijo que me subió la presión muchísimo porque me reventó los nervios ópticos".



Antes de sentarse a llorar por su condición, Lupe supo que debía seguir adelante porque tenía un hijo pequeño que mantener, su mujer se había ido de casa y él amaba a su hijo más que a su vida.



Cuando el trabajo se acabó en los talleres de hojalatería donde se empleaba para lijar, el hombre de 44 años se vio en la necesidad de hacer un gafete son su nombre y solicitar una moneda a las personas e informarlos de su condición de invidente.



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“Lo traigo aquí escondido porque me da cierta vergüenza, pero no quiero mentir que vivo de la caridad de las personas. Les ayudo con el carrito de mandado. A la mega (Comercial Mexicana) es donde más voy, salgo a las calles para ganarme la comida".



El problema de la vivienda lo resolvió rápido sin pensarlo mucho.



“Me metí a una vivienda abandonada, tengo la casa limpia, yo mismo cocino. Me salí de la casa de mis padres para no darles problema. Así como estoy es mejor, que viva solo, no sé hasta dónde estaré en esa casa, pero yo no tengo miedo a nada".



Lupe dice que su problema de vista no tiene remedio, según le dijeron los médicos en Montemorelos, pero le gustaría someterse a una nueva revisión, "tal vez pueda ocurrir un milagro y yo vuelva a ver con una operación. Lo que más me preocupa es mi hijo que ahora anda lejos y comprar el celular para escuchar su voz".



El celular de Lupe es 834 207 11 51 y promete tenerlo a disposición en un par de días para las personas interesadas en darle ayuda.



Los padres de Lupe viven en la colonia Azteca pero no recuerda el número de la casa, "mi papá tiene un taller de hojalatería del otro lado del río”, comenta.