Almaraz ¿Senador?

Político que respira, aspira. Lo mismo si es un animal político, como le dicen los clásicos, o si es un animal rastrero, como a los que aquí nos hemos acostumbrado.



Por eso, cuando Oscar Almaraz grita a los cuatro vientos que no piensa en la reelección como alcalde de la capital, y mucho menos en la gubernatura, nadie en sus cinco sentidos es capaz de creerle.



Y es que la práctica del autodescarte es tan común que ya es una regla de uso: si buscas el puesto di que no lo quieres, para que puedas seguir buscándolo.



Así que para Almaraz, un animal rastrero acostumbrado a las mentiras, decir que no quiere cuando sí quiere, es algo tan básico como respirar; como decir que es honesto, decente y su fortuna millonaria es de procedencia lícita.



Ahora, más allá de lo que digan las leyes de la atracción, una cosa es el querer y otra cosa es el poder.



Así que Almaraz debe de ser consciente que las condiciones de su situación no son para nada favorecedoras; con un gobierno del estado de oposición, y no solo eso, con un ejecutivo estatal que en su momento fue víctima de la persecución política que Eugenio Hernández y Oscar Almaraz dirigieron en su contra.



Y como prueba ahí están las cuentas públicas de la administración municipal de Cabeza en Reynosa, que fueron retenidas por más de seis años en el Congreso de Tamaulipas como rehenes políticos en su contra.



Por si fuera poco, con una ciudadanía cansada del PRI y de todo lo que representa.



Con un partido local no solo sin cabeza, si no también sin pies ni manos, sin recursos políticos ni económicos, sin capital político ni social, y sobre todo en el olvido del centro del país.



Además con un Presidente de la República en crisis, que ha arrastrado a su gobierno, a su gabinete y a su partido, y por consecuencia a todo el país.



Con esas condiciones difícilmente los candidatos del PRI podrán tener alguna oportunidad de competir en las próximas elecciones.



Y eso Almaraz lo sabe, por más que salga a pintar cordones de banqueta o tapar baches, actividades proselitistas que por cierto le dejan también muy buenas ganancias particulares.



De ahí que el operador financiero y cómplice de Eugenio Hernández tenga preparado su plan b para seguir alargando su carrera político-criminal, que no es otro que hacerse con la candidatura a la Senaduría de su partido.



Según Almaraz, ningún diputado federal le puede hacer sombra; Baltazar es un cartucho quemado, que fue traicionado por su partido, particularmente por el propio grupo geñista que respalda al hoy alcalde de Victoria, Melhem no tiene ni la estatura, ni los recursos, ni las relaciones necesarias, mientras que Salum es solo un estorbo para su compadre, que no lo perdona desde que le quitó la candidatura a la propia diputación federal.



Por lo tanto, según los cálculos de Almaraz, su principal rival estaría dentro del propio estado.



Chuchín, el otro alcalde con posibilidades, difícilmente dejará de buscar la reelección a la alcaldía, pues no solo es respaldado por el priismo de Matamoros, si no también por el gobierno estatal.



Lo que deja entre los diputados locales priistas al ‘estorbo’ de Almaraz para perseguir sus ambiciones.



Apoco cree que la campaña contra ‘Los Valdez’ y Alejandro Etienne fue cosa de la casualidad.



A ver, si los terrenos no tenían escrituras, para qué ocupaban un notario los constructores corruptos.



Esa campañita orquestada desde el palacio municipal de Victoria no tiene otro objetivo que descartar a los rivales de Almaraz y del grupo político delincuencial que encabeza Eugenio Hernández.



Porque si es cierto que investigan a “Los Valdez”, por qué no mejor se asoman a los terrenos del norte de la ciudad, allá por el Hospital de Alta Especialidad. Inmobiliaria Valle de Pajaritos se llama.



Si usted está leyendo en un aparato electrónico, aquí le dejamos la liga: http://elcinco.mx/archivos/12/pedro-luis-y-corcuera-los-duenos-de-la-inmobiliaria/



Lo cierto es que la fórmula para el Senado con la que sueñan los geñistas es Oscar Almaraz en primera posición y Susana Hernández de segunda.



En el entendido que Cabeza de Vaca tiene amarrado de las manos a Almaraz, con todas las irregularidades que le han sido encontradas desde su periodo como Secretario de Finanzas.



Almaraz no necesitaría ganar para asegurar su curul en la cámara alta, basta con ser la primera posición de la fórmula para entrar como plurinominal.



Así estaría dejando el paso al candidato del gobernador Gerardo Peña, por mencionar un ejemplo, y al mismo tiempo estaría asegurando un puesto que le permita competir por la tan ansiada gubernatura.



El problema de Almaraz es que no entiende que ‘no por mucho madrugar, amanece más temprano’ y es que no solo los jugadores cambiaron, también las reglas del juego… Y a diferencia de otras veces, ahora no puede hacer nada para inclinarlas a su favor.



Pues eso.



Es bueno saberlo: 1) El escándalo que protagonizó Arturo Soto en las oficinas de egresos de la Secretaría de Finanzas, fue justificado por los propios panistas al señalar que su condición de género y su afán de protagonismo habrían sido los culpables.



Desde adentro, los burócratas que padecen sus modos (que no modales) de señora perfumada lo atribuyen al síndrome del nuevo rico, ese que es común entre las personas de poca educación pero con mucho dinero.



En todo caso, la escena que protagonizó en sus oficinas sirve para recordarnos que Soto es quien encabeza la quiniela para ser la primera baja del gabinete de Cabeza de Vaca, y es que si se le suman los procesos en su contra que tiene abiertos en el SAT, los 10 millones de pesos que pidió prestado a hombres de negocios de Nuevo León y no ha pagado, y la deshonrosa etiqueta de candidato perdedor tras la ola azul que arrasó con el priismo en Tamaulipas, al victorense no le queda mucho de donde agarrarse.



2) Por cierto, la segunda quiniela es si el diputado Guillermo Morris podrá contestar, ahora como representante electo, qué significa estado de derecho. Ya se ha de imaginar como están los momios.



3) Infortunadas declaraciones del diputado federal Alejandro Guevara Cobos, quien salió en la defensa de Egidio y Eugenio, al decir que estos últimos no eran lo mismo que Tomás, puesto que Yarrington sí es buscado por las autoridades mexicanas, mientras que Eugenio solo por las texanas.



Infortunadas, decimos, porque sin quererlo Guevara se demuestra como más de lo mismo, sin entender que eso es precisamente lo que el electorado aborrece del PRI.



Con esas declaraciones nadie puede creer que Guevara represente un cambio con los que fueron repudiados en las urnas.



Tan falsa es su postura como las fotos de arrimado que suele presumir en sus redes sociales.



Por cierto, dicen que en Los Pinos ya no lo quieren ni ver, pues él fue el responsable de subir a Eduardo Verastegui al avión presidencial, pues además de paisanos comparten el mismo gusto por las mujeres.