Las mujeres tienen la llave equivocada

Este 17 de octubre se celebró el 63 aniversario del voto de la mujer. Con ese motivo, a lo largo y ancho del país, se realizaron foros, conferencias, y todo tipo de eventos, para festejar un año más de la conquista que dio a la mujer el derecho Constitucional a votar y ser votada.



La cuestión es: ¿han aprovechado las féminas ese logro?

Las respuestas podrían variar pero pareciera que hay una coincidencia: los avances en el marco Constitucional y legal están muy lejos de reflejarse en la realidad cotidiana.



Para decirlo más claro, por razones muy variadas, que van desde patrones culturales, ignorancia de la ley o simple apatía, las mujeres han desaprovechado esa conquista del derecho a la participación política.



De acuerdo con datos del Instituto Nacional Electoral (INE), en Tamaulipas la lista nominal de electores está conformada por un millón 253 mil 635 mujeres y por un millón 194 mil 221 hombres.

Es decir, el 51.22 por ciento de los votantes enlistados son mujeres y el 48.78 por ciento son hombres.



Sin embargo, a pesar de ser mayoría, poblacionalmente hablando, las mujeres siguen siendo minoría en los cargos de decisión cívicas, políticas, económicas, sociales y culturales.



Hay quienes presumen como un avance de la equidad de género, lo conseguido por las mujeres en Tamaulipas durante la pasada elección del cinco de junio.



Dicen que el hecho de que 17 de los 43 municipios estén gobernados por una mujer y que 16 de las 36 curules en la Sexagésima Tercera Legislatura las ocupen representantes del sexo femenino, es un logro sin precedentes.



No obstante, hay preguntas al respecto: ¿esas alcaldesas y diputadas eran las más capaces para el cargo? ¿cuál fue el procedimiento que llevó a los partidos a decidirse por ellas para postularlas como candidatas?



Ayer, durante la celebración de una mesa de opinión sobre “Ciudadanía, cuotas de género y paridad”, en el Auditorio del Poder Judicial del Estado, organizada por el IETAM, el Tribunal Electoral del Estado y la Asociación de Mujeres Profesionistas, la magistrada Emilia Vela González, dijo algo que podría responder a esas interrogantes: “hay una asignatura pendiente: que lleguen a la calidad de diputadas, quienes tengan los méritos y capacidades para ello”.



Interpretado a contrario sensu, lo que la Juzgadora electoral quizo decir realmente es que muchas de quienes hoy son diputadas (y yo agregaría a las alcaldesas) no son precisamente las más preparadas.

En esa respuesta de la Magistrada está gran parte de la explicación del porque la participación de la mujer en la vida política sigue siendo tan pobre.



Resulta que,  aunque haya dentro de la sociedad mujeres con excelentes perfiles,  las posibilidades de conquistar un cargo de elección popular se ven reducidas por el hecho de que las candidaturas dentro de los partidos se deciden en base a criterios muy subjetivos o de conveniencia personal pero nunca privilegiando capacidades ni preparación profesional.



Es decir, de muy poco sirve que la Constitución y la ley garanticen a las mujeres ese derecho a participar en la vida democrática de un país o un estado como el nuestro, si desde los mismos partidos y las instituciones del Estado, se les cierra la puerta.



Para decirlo metafóricamente: a las mujeres les dieron la llave de la democracia pero antes les cambiaron la cerradura.



ASÍ ANDAN LAS COSAS



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