Elsa, la historia de una joven migrante

Originaria de Guatemala, iba a Nueva York para obtener dinero, comprarle una bicicleta a su hijo y enviar recursos a sus padres. En agosto volcó la Van en que viajaba junto a otros ¡34 migrantes! en la autopista Monterrey-Reynosa. En Reynosa no la quisieron atender; tampoco en el Hospital General de Victoria. Pero en el Civil le dieron todo el apoyo y ya empezó a caminar
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- “Mi hija estaba como un trapo tirada sobre la cama, sin poder mover manos ni pies, además estaba muriendo pero cuando llegamos aquí al Hospital Civil, el dolor se acabó, ayer comenzó a dar sus primeros pasos”, relata Delia, mamá de una migrante.



Su hija Elsa Nohemí Xocoy Sanun, de 23 años, no deja de sonreír, está junto con su madre en uno de los cuartos para pacientes aislados del Hospital Civil de Victoria donde las autoridades médicas y las enfermeras le han prodigado cuidados y atenciones, sin reparar en su condición de migrante o indocumentada.



Su madre Delia no se cansa de agradecerle a Dios y a las personas que en el camino le ayudaron, y que ella dice son ángeles que su Padre le mandó después de su clamor.



Elsa Nohemí, madre soltera, con un hijo de 5 años, salió de su pueblo natal en Guatemala el 23 de agosto de este año. Su destino era Nueva York y para tal efecto su familia había reunido con esfuerzos 60 mil quetzales (unos 149 mil 629 pesos mexicanos) para pagar al "coyote".



"A mi padre que es chofer de microbús lo habían golpeado en la cabeza, partiéndole el cráneo, ya no podía trabajar, mi hijo me estaba pidiendo desde hace mucho una bicicleta. Por eso iba a Nueva York donde se encuentra mi hermana, quería trabajar y enviar dinero, porque en el pueblo no hay empleo”, dice la joven convaleciente.



Pobres entre los pobres, en Guatemala Elsa Nohemí y su madre Delia viven en una comunidad de un barrio llamado Pueblo de Dios, formado por viviendas de las viudas de la violencia, a la que un sacerdote católico hizo sus casas.



"Pero nosotros llegamos como vecinos, a comprar un terreno, que después perdimos. Ahora rentamos una casa, en el barrio es gente muy pobre, sólo viudas y niños en su mayoría. Allá no hay esperanza, por eso mi hija se arriesgó a salir de ahí, para mantener a su hijo y ayudarnos a su papá y a mí”, explica Delia, madre de Elsa Nohemí.



Habían pasado siete días de la travesía, sobre la camioneta tipo Van, donde se trasladaba a cerca de 35 personas que soñaban ingresar a los Estados Unidos de manera ilegal, era la Ciudad de Reynosa Tamaulipas, parecía que ya estaban del otro lado.



"Eran las 8 de la mañana, ya estábamos en Reynosa, era martes 30 de agosto, la camioneta iba muy recio, en una curva el chofer no pudo controlar la unidad, íbamos más de 35 personas, sólo recuerdo un golpe muy fuerte, ahora sé que nos volcamos… todos mis documentos se perdieron ahí y mi ropa", señala la joven madre Elsa Nohemí.



Según archivos periodísticos dicho accidente tuvo lugar en el kilómetro 167 de la autopista Monterrey-Reynosa, a las 9:00 horas del 30 de agosto, a la altura de la comunidad Peña Blanca. Cuando menos 5 personas murieron. Todos eran indocumentados de Guatemala y El Salvador.



UN VIAJE LARGO POR EL DOLOR



El día del accidente de su hija, Delia recibió la noticia en su hogar en Guatemala. El primer ángel, llamado Francisco, paramédico de la Cruz Roja, había recogido a Elsa de entre los cadáveres de mujeres y niños.



Fue el joven paramédico el que llevó a la herida a la clínica 270 del IMSS donde ocurre el primer milagro.



“Mi hija vomitaba sangre, iba muy golpeada de todo su cuerpo, cuando la metieron al aparato de análisis, el doctor vio que su bazo se estaba rompiendo, cuando la abrieron del estómago para operarla el bazo estaba intacto, el doctor me lo dijo a mí, dijo que no sabía lo que había ocurrido, pero que mi hija estaba bien al menos del bazo, aunque sus piernas y brazos estaban hinchados y no podía moverse".



Después de la clínica del IMSS, donde los médicos dijeron no poder hacer más, Delia tuvo que llevarse a su hija, después de la intervención de una licenciada del Instituto de migración de nombre Edith, otro de los ángeles de Elsa.



"Pero en el hospital General de Reynosa sufrimos mucho, no quisieron ayudarnos, por ser inmigrantes, sólo tuvieron a mi hija en una cama, nadie me ayudaba, no me dejaban moverla porque el dolor era insoportable, aún tenía hierba en los cabellos del día del accidente y su cabeza se llenó de piojos".



Como cualquier madre buena que ve por sus hijos y al ver que no tenía ayuda de nadie, en ese hospital Delia decidió voltear a su hija quien había permanecido muchos días en la misma posición, había visto moscas verdes rondando cerca de la cabeza de la joven.



“Fue algo horrible porque al voltear a mi hija, descubro una herida, como un agujero atrás en su cuello, herida que sólo sanó con oraciones de una hermana que llegó ahí y se conmovió por mi hija. También había un doctor que oraba por ella, porque de la medicina en ese hospital no tuvimos nada".



La travesía por el dolor continuaba y Delia no se rendía, así llegan a Ciudad Victoria con la ayuda de la licenciada Edith, pero de nueva cuenta en el Hospital General no les dan atención y dos días dejan sin comer a Elsa, debido a que no tiene una cuenta abierta con el hospital.



"Se me agravó ese día, casi se me muere, pero ahí conocí a otra persona socorrista de la Cruz Roja de nombre Daniela que le pide ayuda al Doctor Vicente Joel Hernández que nos trae al Hospital Civil donde se termina nuestra pesadilla gracias a unas inyecciones de ozono en la columna y a un aparato para las terapias".



La madre de Elsa dice que el lunes regresarán a Guatemala, pero antes quiere agradecer al Doctor Vicente Joel Hernández; al Director del Hospital Civil, Jesús Flores Robles; al subdirector médico, Eduardo Martínez Bermea; y al cuerpo de enfermeras y demás personas que las apoyaron para que su hija recuperara la movilidad en sus cuatro extremidades.



Por supuesto las gracias también las da a la licenciada del Instituto de Migración de nombre Edith, a Paco el parámedico, a Daniela y ante todo a Dios.



“Regresaremos a nuestra casa a servir a Dios, él quiere que sigamos ahí. Nos vamos a esforzar mucho, mi hija terminará su carrera de enfermera, muchas gracias a todos los que nos ayudaron".



Para regresar a casa Elsa necesita una maleta para guardar las pocas pertenencias que su madre trajo de Guatemala, así como ropa talla pequeña y zapatos del número 24.



Cualquier clase de ayuda, puede dirigirse primero a la subdirección del Hospital Civil antes del lunes, donde podrán orientarle para hacer llegar los apoyos en las manos de Elsa.