"El mundo del narco es de destrucción y muerte"

Hijo de Pablo Escobar exhorta a jóvenes tamaulipecos a perseverar en el estudio, como única herramienta para salir adelante
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- El hijo de Pablo Escobar Gaviria estuvo en el Polyforum Victoria para compartir con jóvenes el testimonio de vida, al lado del capo más poderoso del planeta.



El Arquitecto Sebastián Marroquín Santos -antes Pablo Escobar Jr.- no guarda rencor hacia su padre ni lo juzga, sólo relata en una serie de imágenes que son parte de su libro "Pablo Escobar, una historia que no debe repetirse", lo que vivió junto a su padre, al que a pesar de todo lo une un amor incondicional.



Antes de iniciar la conferencia ante cientos de jóvenes de secundaria, preparatorias y bachillerato, el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca dijo que conoció al hijo de Pablo Escobar hace dos años cuando era senador de la República.



Después de conocer su historia le comentó le gustaría viniera a Tamaulpas, porque aquí había jóvenes que querían ser narcotraficantes, porque pensaban que así ganarían mucho dinero.



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"Que cuando escuchen el testimonio de Sebastián lo trasmitan a todos los tamaulipecos, a los niños y jóvenes para que sepan lo que hay atrás de ese mito, de que se gana mucho dinero en el narcotráfico", dijo el gobernador.



Sebastián Marroquín tuvo que cambiar de nombre debido a la persecución política, militar y de los cárteles adversos a su Padre.



Vivió en el exilio durante 20 años ( en Nicargua lo protegió el General Noriega) después de la muerte de su papá, cuando el coraje del momento lo hiciera declarar que vengaría la muerte de Escobar Gaviria.









Pero no fue así, en cambio Sebastián se dedicó a buscar a cientos de víctimas de su Padre para reconciliarse con ellas y pedir perdón en nombre del capo Pablo Escobar.



Escribió libros y preparó documentales, uno de ellos "Los pecados de mi Padre", que recibió un reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas, en 2010, en el día de la paz.



Las imágenes del documental son impactantes, muestran el día de la muerte de Escobar. Una turba rodea el ataúd. Parte del pueblo pide misericordia y perdón para el capo y otra parte le grita: ¡asesino!







"Mi padre fue hijo de un campesino y una maestra rural. Cuando tenía 20 años declaró: si a los 30 años no tengo un millón de dólares me suicido".



El pedazo de tierra de su padre lo convirtió el capo en el primer plantío de coca, que le generó las primeras grandes ganancias.



Otro pecado de Escobar fue condenar a su propio padre a terminar como velador del barrio donde vivían.









"Yo no quise repetir la historia de mi padre, que a pesar de todo siempre nos dio amor, era un buen padre, pero era una persona que allá afuera llevaba todo al límite y no pensaba en las consecuencias de lo que hacía".



Mientras más millones teníamos más pobres teníamos que vivir -asegura Sebastián-. Al lado de mi padre pase hambre, teníamos 4 millones en efectivo y no podíamos cruzar la calle para comprar comida, porque no teníamos libertad.



Por eso exhortó a los jóvenes que asistieron a la conferencia a perseverar en el estudio, única herramienta para salir adelante, para no caer en el mundo del narcotráfico, un mundo de destrucción y muerte.







No es fácil hablar de los pecados de un padre, amándolo como lo obliga un mandamiento y el propio corazón.



Sebastián Marroquín, antes Pablo Escobar Jr., eligió un camino distinto al de su padre. Es pacifista y luchador por la paz.



Sus libros y documentales son un testimonio para que no existan más Pablos Escobar y la historia de Colombia no se repita en ningún País de Latinoamérica ni del mundo.



¿Y tú, joven tamaulipeco y tamaulipeca, qué camino vas a elegir?



No sé, piénsalo.