TAREAS DEL ESTADO DEMOCRÁTICO 

No es costumbre instalada en nuestro cuerpo político voltear a donde están los damnificados por desastres como el que hemos vivido en estos dos años. Menos ahora cuando sus pobladores viven autosatisfechos de su calidad de ‘clase’ en sí y para sí, como diría algún marxista trasnochado.

Algo ocurrió en nuestro trayecto hacia una comunidad política madura, en el camino se quedó el más elemental de los mandamientos de toda buena política de Estado, mucho más si se la quiere democrática. El mandato establece con claridad meridiana, probada por milenios de historia, que el primer deber del gobernante es velar por la seguridad de sus ciudadanos, súbditos o seguidores; no acatarlo, lo sabían los antiguos, llevaba a la indiferencia mutua de gobernados y gobernantes, erosionando el régimen cuando no a la comunidad toda.

Así ha ocurrido, y sigue ocurriendo, en la historia de las comunidades humanas, de eso hablan los sucesivos éxodos de pueblos enteros que se mueven entre países o, como ocurre ya con nosotros, entre regiones y localidades dentro del territorio que, se dice, sigue bajo el resguardo del Estado y sus fuerzas del orden.

Ahora, centenares de miles de mexicanos se mudan ya no solo para mejorar sus condiciones materiales sino para sobrevivir, y se topan con la cruel realidad de que en el lugar escogido para el resguardo las cosas están peor. Ahí están para dar testimonio de la inseguridad creciente los habitantes de vastos territorios michoacanos y de regiones costeras de Colima, colindantes con el incendiado Michoacán.

Un componente obligado de la seguridad de las personas es el del bienestar material básico, que en su mayoría depende de la provisión suficiente y oportuna de bienes públicos por parte de los gobiernos y del Estado en su conjunto. Aunque hoy haya de nuevo que singularizar lo básico de lo básico: cuidado de la salud, prevención y atención a la enfermedad, acceso a la buena educación, contar infraestructura mínima necesaria para que los educandos no solo se hagan de conocimientos generales, sino que se formen, y que tengan oportunidades de ascenso en la escala profesional.