PAUSA IMPOSIBLE 

"España ya no está en un solo lugar, está en dos. Allí y aquí... Allí quedó el cuerpo físico de España; nosotros nos trajimos su alma, su espíritu".

Paulino Masip
 
 
No es posible poner una "pausa" en las relaciones entre México y España porque son incontenibles, profundas y emocionales.

"España no se entiende sin México, ni México se entiende sin España", dijo en 2019 la escritora española, entonces Secretaria de Estado para la España Global, Irene Lozano, al celebrar aquí el 80 aniversario del exilio español.

Los mexicanos somos producto del mestizaje de dos pueblos. Nuestra lengua, nuestra cultura y nuestra religión, incluso la Virgen de Guadalupe, proceden de España y se han fusionado aquí con las tradiciones indígenas para forjar la nacionalidad mexicana.

Pausar la relación con España sería tanto como pausarla con nosotros mismos.

López Obrador afirma ser un Presidente progresista, comprometido con los pobres; debería en principio tener una buena relación con el Gobierno del socialista Pedro Sánchez, el primer mandatario extranjero en visitarlo el 30 de enero de 2019.

Esa visita era una forma de expresar la importancia de México en la política exterior española. Dos meses antes, el rey Felipe VI había representado a España en la ceremonia de protesta de López Obrador. No había indicio ni razón de las tormentas que se avecinaban.

Sin embargo, en marzo de 2019 López Obrador exigió al monarca español una disculpa pública por la conquista de hace 500 años y luego ha acusado a las empresas españolas de saquear México.

En 1993 Héctor Aguilar Camín presentó un texto, "México y su España Imaginaria", en un congreso en Almería, en el que decía que "los mexicanos tenemos un litigio viejo, no resuelto con España".

Este litigio, añadió, "no es, en sentido estricto, con España, con la España histórica..., sino con una España en gran medida imaginaria... La nacionalidad mexicana se afirmó durante el siglo XIX a partir de la negación de su legado hispánico... La mayor paradoja de este desencuentro es que quienes sembraron en la Nueva España el rechazo al mundo hispánico fueron precisamente... los criollos".

Hoy un criollo quiere nuevamente impulsar un rechazo del mundo hispánico por razones que no tienen nada que ver con las relaciones entre las dos naciones.

El Presidente necesita un villano para impulsar su contrarreforma eléctrica y ha escogido a Iberdrola y a España. Es imposible, sin embargo, separar a mexicanos y españoles.

Los lazos entre los dos países, siempre presentes, se fortalecieron con el exilio español acogido por Lázaro Cárdenas a partir de 1939. Ni siquiera el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre 1939 y 1977, durante la dictadura de Francisco Franco, debilitó los vínculos entre los pueblos.

El término "pausa" no existe en el lenguaje diplomático. Por eso la sorpresa del ministro español de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares: "Habría que preguntar al Presidente Obrador qué ha querido decir".

Ni siquiera la presidenta del Senado mexicano, Olga Sánchez Cordero, lo tiene claro: "Pausar no es frenar, es dejar en pausa, y dejar en pausa es una pausa".

Sí, "dejar en pausa es una pausa", sólo que una relación tan intensa no se pausa como una película de Netflix.

La inversión española en México es la segunda más importante después de la estadounidense. Los lazos culturales, afectivos y turísticos son enormes e inquebrantables.

López Obrador dijo ayer que los españoles "nos han ofendido a los mexicanos". Es falso.

Ha sido él quien ha tratado de ofender a los españoles mientras pelea contra los molinos de viento de una España imaginaria.