CONTRAPOSICIONES 

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Extraña la similitud entre los debates sobre el futuro en Estados Unidos y en México. Sociedades muy distintas enfrentan situaciones no del todo diferentes, pero sus circunstancias son radicalmente dispares, lo que permite contrastes y aprendizajes sinigual.

En Estados Unidos el día 6 de enero de 2021 cambió el panorama político de manera radical: fecha clave cada cuatro años, es el día en que el Congreso certifica la elección presidencial. Por primera vez en la historia, un grupo de manifestantes, alentados por Trump, invadieron el Congreso, intentando descarrilar el procedimiento legislativo. Para los demócratas se trató de una insurrección en tanto que para los republicanos no fue más que un disturbio. Al final, esa misma noche, Biden salió certificado, pero una mayoría de republicanos considera que la elección fue robada.

La disputa se centra en dos elementos: uno, la elección misma, que involucra el federalismo estadounidense donde los Estados conformaron al Gobierno central y tienen autonomía en materia electoral e igual número de senadores independientemente de su población. Y, dos, el hecho de poner en entredicho procedimientos constitucionales centenarios.

El asunto electoral es central y contrasta dramáticamente con nuestra realidad, pero, sobre todo, ilustra lo absurdo -o maquiavélico- de la postura del Presidente mexicano. Uno de los focos más candentes de la disputa en materia electoral allá es sobre los requisitos que debe satisfacer un votante. Los republicanos quieren requisitos estrictos, por lo que los demócratas los acusan de querer restringir el voto. Por su parte, los demócratas quieren facilitar la votación sin restricciones. Suena lógico, hasta que uno ve el contenido de las propuestas: no cabe ni la menor duda que los republicanos tienen en la mira a Estados específicos y votantes particulares (sobre todo indocumentados), pero sus propuestas, aunque sin duda restrictivas, son peccata minuta comparada con nuestro sistema electoral. Por ejemplo, los republicanos demandan que los votantes presenten una identificación oficial. Los demócratas quieren expandir medios alternativos para votar, como voto por correo y por internet y se oponen a cualquier requisito de presentar identificación.

El factor más visible de nuestro sistema -la credencial para votar- es rechazada por los demócratas por principio. Ambos partidos quieren ganar las Gubernaturas que enfrentarán elecciones a finales de este año porque eso les daría la oportunidad de modificar la distritación a su favor (otro dramático contraste con México, donde la institución responsable de la distritación es independiente y autónoma). Las diferencias en modos de administración de los procesos electorales se prestan al tipo de controversias que yacen detrás de estos ejemplos, pero sus implicaciones políticas son enormes y el corazón del segundo punto en controversia.