Agredir a Azucena

"La prensa no es el enemigo del pueblo. La demagogia es el enemigo del pueblo".

Bryan Cranston
 
 
El Presidente López Obrador ni siquiera recordaba con precisión el nombre de la periodista, pero eso no le impidió descalificarla.

"Esta conductora Susana Uréstegui", dijo el 9 de marzo. "Azucena", le dijeron. "Azucena Uréstegui, transmitiendo en vivo", corrigió, incorrectamente. "Bueno, cuando se trata de una movilización así transmiten en vivo todos los medios, es como cadena nacional".

Al Presidente no le gusta, como vemos, que se transmitan en vivo las manifestaciones. "Pero es claro que la señora no nos quiere, entonces cualquier cosa la utiliza".

El nombre correcto de la conductora de Milenio TV es Azucena Uresti. Al parecer, el Presidente la confunde con Carmen Aristegui, otra periodista que también ha atacado.

No son ellas, sin embargo, los únicos periodistas que descalifica: "Es como López-Dóriga, como Ciro, como Loret de Mola, el Reforma, El Universal, etcétera, etcétera, más los periódicos de Estados Unidos, el Washington Post, el New York Times, el Wall Street Journal, el Financial Times, El País", dijo el Presidente, quien es bastante universal en sus odios.

"Están mostrando que son medios que defienden a grupos de intereses creados y que están en contra de Gobiernos que buscan combatir la corrupción y ayudar a los pobres. Son medios de la oligarquía, para decirlo con claridad, los de aquí y los de allá".

Y añadió: "De este tipo de comentaristas de radio, de televisión, está lleno México; no hay de otros, todos tienen esta misma concepción y reciben consigna o están al servicio de grupos de intereses creados".

Azucena Uresti respondió en Twitter: "No señor Presidente @lopezobrador_. Yo no recibo consigna, no estoy a favor de grupos de intereses creados. Le pido, de la manera más respetuosa, mostrar las pruebas de sus dichos".

El Presidente no se ha molestado en exhibir estas pruebas. El simple hecho de que alguien haga algo con lo que él no está de acuerdo, como dar cobertura en vivo a una manifestación de mujeres, es prueba suficiente de su perversidad, ya que solo él "encarna" la lucha contra la corrupción.

Las descalificaciones constantes a los periodistas, así como los asesinatos, han generado crecientes cuestionamientos a México. Lo han hecho no sólo las asociaciones de periodistas, como el Comité para Proteger a Periodistas de Nueva York, y los medios internacionales más respetados, sino incluso altos representantes de otros Gobiernos, como el Secretario de Estado de la Unión Americana, Antony Blinken.

El Parlamento Europeo aprobó ayer una resolución que "condena todas las formas de violencia, intimidación y presión política contra periodistas" y "considera que el ataque a la libertad de prensa constituye una violación de las libertades democráticas básicas".

No es el Presidente López Obrador el único mandatario que se ha quejado constantemente de los medios independientes.

Lo hacía constantemente Donald Trump en Estados Unidos y lo hace hoy también Vladimir Putin en Rusia, quien ha ido más allá y ha establecido penas de cárcel para los periodistas que presenten visiones distintas a las suyas sobre la invasión de Ucrania. Pero son todos políticos autoritarios.

Hasta ahora el Presidente López Obrador ha descalificado a los periodistas, pero no ha tomado medidas de censura o represión. Preocupa, sin embargo, que un político que llegó al poder gracias precisamente a la existencia de una prensa libre en México hoy arremeta contra ella virtualmente todos los días.