Se tambalea la consulta para revocación

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El próximo miércoles concluye el plazo para la recolección de firmas en apoyo a la consulta de revocación de mandato y, por los números oficiales registrados hasta el viernes pasado, parece que no se cumplirá la meta.

Si ello ocurre, no habrá consulta, a menos claro, que el fin de semana ocurra uno de esos milagros “guadalupanos’’.

El INE, en su corte del 10 de diciembre pasado, reportó la recolección de 859,620 firmas; es decir, apenas 31.17% de las 2 millones 758,227 firmas requeridas para convocar a la consulta.

En esta cifra oficial, no se cuentan aún el millón de firmas que una asociación entregó al INE el fin de semana porque el instituto tiene que dar fe de su validez antes de subirla a la contabilidad oficial.

Lo reportado sigue siendo una cifra muy inferior a la que esperaban tener en este momento del proceso los dirigentes de Morena.

Hay estados que reportan apenas arriba de 1% de las firmas requeridas, como es el caso de Colima, Sonora y Nayarit, los tres gobernados por morenistas.

Los que han cumplido con la cuota han sido la Ciudad de México, que debía recolectar 227,868 firmas y, hasta el 10 de diciembre según cifras oficiales, ha levantado 414,019 rúbricas, esto es 181.69%.

Tabasco, la entidad nativa del Presidente, también rebasó la meta requerida de firmas que es de 52,068 y lleva 104,499, es decir, poco más de 200%.

Para que la colecta de las firmas sea vinculatoria, además de representar 3% del padrón electoral vigente, debe contener firmas de votantes de por lo menos 17 entidades del país. En eso parece que no habrá problema.

Aún con el millón de firmas que Morena entregó el fin de semana y que no se han subido a la contabilidad oficial, harían falta unas 858,607 firmas para completar la cifra, que deberán juntarse de hoy a pasado mañana.

El riesgo de que la consulta para revocación no se realice ya no estriba únicamente en el recorte presupuestal que sufrió el INE, sino en el déficit del número de firmas requeridas para que el instituto pueda convocar al ejercicio “ciudadano’’ que tanto interesa al Presidente.

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El nuevo PRI se parece tanto al viejo PRI que nadie nota la diferencia.

Con más pena que gloria transcurrió su Asamblea Nacional, en la que participaron puros cuates de los actuales líderes.

¿Cambió algo en los estatutos? ¿Se condenará públicamente a los militantes que robaron, defraudaron, abusaron del poder? ¿Perderán sus derechos partidistas los exfuncionarios acusados de todos los delitos patrimoniales?

¿No?

Pues entonces, como se decía antaño, los supuestos cambios son para seguir igual.

Para lo que sí sirvió la reunión de cuates fue para el destape del presidente nacional del tricolor Alejandro Moreno, que está siguiendo la misma ruta de Roberto Madrazo y que, sin duda, tendrá el mismo fin.

Moreno había hecho un buen Gobierno en Campeche, apoyado por el entonces presidente Enrique Peña.

Dejó la gubernatura en su cuarto año para presidir al PRI y nada le ha salido bien: perdió su estado -el gobernador suplente fue un fracaso absoluto- y su presidencia en vez de cohesionar a los militantes ha profundizado las diferencias.

Ni hablar.